Un niño de 10 años salva a sus padres de morir por un escape de gas en Vigo

VIGO CIUDAD

07 mar 2008 . Actualizado a las 11:08 h.

Jonathan, un niño vigués de 10 años, salvó su vida y la de sus padres de morir por un escape de monóxido de carbono debido a la mala combustión de un calentador. Todo ocurrió en la casa familiar, en la Baixada de Ríos, en el barrio de Teis. El menor se sentía mareado y encontró a sus padres inconscientes, por lo que corrió a alertar a sus abuelos, que viven en el piso de arriba. Estos telefonearon al 061 y un médico les dio instrucciones a través del teléfono móvil para que levantasen los cuerpos inconscientes del matrimonio y los acercasen hacia una ventana abierta.

La madre, Concepción Comesaña, de 39 años, explicó ayer que el escape de gas se produjo a causa del calentador. El día anterior ella había cambiado la bombona de butano del sistema, que tiene dos años de funcionamiento y fue revisado cuatro meses antes. A las ocho de la tarde, la mujer bañó a sus dos hijos y le pareció raro que el agua saliese fría. Luego, notó un olor a quemado en la casa, pero no le dio importancia.

Pasada la medianoche, el matrimonio estaba sentado en el salón viendo la televisión, cuando el marido, Emilio Sanmartín, de 35 años, se sintió mareado. Este se cayó en redondo en el baño y se golpeó en la cabeza. «Pensé que le había subido la diabetes y le pinché. Él temblaba y el aparato medía un nivel de 300», relata la esposa.

Al poco, esta se fue a la cama a dormir pero la despertó su hijo, que quería ir al baño a vomitar. «Me di cuenta de lo que pasaba cuando me levanté. Me arrimé a la puerta y caí zapateada. Sentí un zumbido, vi todo blanco y luego, las estrellas», recuerda Concepción. Al verla inconsciente, el niño quería moverla pero no podía. El marido acudió en su ayuda, pero también se sentía débil por el monóxido de carbono que había inhalado. «Gracias al niño nos salvamos», relata la madre.

Los abuelos bajaron al piso y pidieron ayuda al 061. Divina relata que «estaban los dos panza arriba y sudaban mucho». Un médico del 061 les dio instrucciones por el móvil para que levantasen los cuerpos y los llevasen a la cocina, y allí abrir una ventana. Luego, el matrimonio recibió oxígeno en una ambulancia del 061 y fue llevado al Hospital de O Meixoeiro.

«Encontraron restos de monóxido de carbono en nuestra sangre», explica la madre, que fue dada de alta ocho horas después. Ya en casa, la mujer señaló el calentador y dijo: «Lo voy a cambiar por uno eléctrico».