Unos cien conductores intentaron competir ilegalmente en la N-VI

GALICIA

La prueba estaba previsto que se iniciase a las seis de la tarde para recorrer la Costa do Sal, en A Coruña

18 feb 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Eran las seis de la tarde de ayer, y todo estaba preparad para que una vez más, y es la enésima, la historia se volviese a repetir, y más de un centenar de vehículos, entre automóviles y motos, participasen en una carrera ilegal en plena N-VI, a su paso por la fuerte pendiente de la Costa do Sal en el concello coruñés de Aranga. Sin embargo, en esta ocasión alguien alertó a la sala de la Guardia Civil de Tráfico, que envió a la zona varios coches patrulla, entre ellos algunos vehículos camuflados, que hicieron desistir a los amantes del riesgo y de la velocidad.

El escenario reúne todos los requisitos para convertirse en un improvisado circuito de carreras. Escaso tráfico desde que se puede circular por la autovía A-6, trece curvas amplias y bien diseñadas, áreas de descanso que son utilizadas como auténticas parrillas de salida, e incluso arcenes amplios y terraplenes altos, sinónimos de graderíos, perfectos para que centenares de personas puedan observar la pericia de cada uno de los conductores que participan en estas peligrosas carreras.

Y de esta forma se encontraba ayer el circuito de la Costa do Sal. Los vehículos se posicionaron en sus respectivos lugares: cuatro puntos concretos y todos ellos coincidiendo con áreas de descanso e incluso con un solar anexo a una gasolinera. Además, por todo el trayecto, desde el lugar de Xisto, al comienzo de la Costa do Sal y hasta Montesalgueiro, estaba abarrotado de seguidores.

Pocos minutos faltaban para las seis de la tarde para que un imaginario semáforo encendiese su luz verde y arrancase la carrera. Pero a escasos segundos de iniciarse tan atrevida e ilegal competición aparecieron varios coches patrulla de la Guardia Civil de Tráfico. Tanto los conductores como los aficionados esperaron a que se fuesen. Creyeron que era una coincidencia, que se trataba de unos vehículos de las fuerzas de seguridad que se dirigían a algún lugar concreto, pero que no iba con ellos.

Pero para su sorpresa y disgusto, los coches patrulla subían la Costa do Sal hasta Montesalgueiro y bajaban hasta Xisto. Y esta operación se realizaba cada cinco minutos, e incluso pararon a varios coches y motos y les pidieron la documentación a sus conductores. La paciencia de los aficionados fue decayendo, y poco a poco fueron abandonando los improvisados graderíos. Pero los atrevidos conductores aún esperaban la posibilidad de poder competir.

Sin embargo, sobre las siete y cuarto de la tarde los coches de la Guardia Civil continuaban peinando el escenario. Ya no cabía ningún lugar a dudas: la carrera se aplazaba.