«Hasta que el banco no rectifique, seguiré encerrado en la tienda»

GALICIA

Este comerciante de 39 años cumple ocho días enclaustrado en su establecimiento porque su entidad financiera le dejó un descubierto por un presunto error

19 ene 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

El Dorado era un lugar mítico de América afanosamente buscado por los conquistadores españoles porque acumulaba grandes riquezas de oro. En Eldorado de Redondela lo que se acumulan son caramelos, gominolas y otras golosinas. El titular de este comercio, José Manuel Otero González, vecino de Arcade de 39 años, lleva ocho días encerrado a cal y canto para protestar por un error que presuntamente cometió su entidad bancaria. Otero está conectado con el mundo exterior a través de Internet y de su propio canal que lleva el nombre de la tienda. Ayer accedió a una entrevista con La Voz en su encierro, que fue emitida en directo a través de dos cámaras web.

-Lleva ya ocho días encerrado.

-Esto es una lucha. La gente pensará: este tío está loco perdido. Pero necesito mantener la atención para que se resuelva mi problema.

-¿Cómo empezó esto?

-Yo tenía una freidora eléctrica para los churros y una amasadora, pero no me servían para este local por cuestiones de consumo de electricidad. Quería venderlas y un empresario de Valladolid, José Luis Blanco, estaba interesado. Mi mujer y yo alquilamos una furgoneta y cargamos los equipos. Al llegar allí me dijo que no las compraba él pero que las dejase allí, que encontraría comprador. A los dos días, una persona de Asturias adquirió la amasadora.

-¿Y la freidora?

-Yo pedía tres mil euros por ella e ingresaron en mi cuenta dos mil euros en metálico y un cheque por mil. Retiré el dinero.

-¿Y qué pasó?

-En la oficina del BBVA de la calle Rosalía de Castro de Pontevedra me dijeron que el cheque me lo habían ingresado por error porque era para otra persona. Entonces me dejaron la cuenta en descubierto. El banco me avisó de los números rojos al cabo de unas semanas.

-¿Cómo reaccionó?

-Les dije que, puesto que había sido un error de ellos, que me cubriesen el descubierto para que no generase intereses, y que yo repondría el dinero. Me prometieron que iba a ser así.

-¿Y que ocurrió?

-Fueron dándome largas diciendo que, en unos días, iban a resolver el asunto. Pero fue pasando el tiempo hasta que al final me dijeron que no era posible.

-¿Cómo está la situación?

-Pues se han generado intereses de más de 200 euros.

-Usted dice que el dinero es lo que menos le importa.

-Soy una persona y no merezco que me chuleen. Simplemente quiero que digan: hemos metido la pata y se te va a reponer el descubierto. El dinero es lo de menos. De hecho, el equivalente a los intereses por los números rojos se los daré a una oenegé.

-¿Su decisión ha sido meditada?

-No he llegado a esto simplemente porque me hayan quitado un dinero. Llevo toda la vida llevando palos.

-¿Su mujer apoya su encierro?

-Al principio sí. Ahora dice que no vale la pena. Pero yo soy una persona que lucho por lo que creo.

-¿Cómo es su vida aquí dentro?

-No me importa estar encerrado. A los cinco años ya me castigaban al cuarto oscuro. Ahora duermo aquí, junto a la freidora. Esto tiene unos seis metros de largo y algunos amigos me han traído embutidos y hasta un plato de raya.