Bolas de granizo del tamaño de pelotas de pimpón «apedrearon» el lunes una parroquia de Cambre

La Voz

GALICIA

29 ago 2007 . Actualizado a las 02:22 h.

«Parecían disparos, pero os tiros viñan do teito». Así describe Mari Patiño, vecina de la parroquia cambresa de Gosende, los minutos anteriores a la granizada que el pasado lunes por la noche «apedreó» ese lugar de la comarca coruñesa. El ruido llamó tanto su atención que Mari dejó lo que estaba haciendo, se asomó a la ventana de su mesón y vio grandes relámpagos alumbrando el cielo.

Y de repente, mientras observaba, empezó el gran bombardeo. «Comezaron a caer bolas do tamaño dunha pelota de pimpón. Chamoume tanto a atención que lle dixen ao meu marido: "Vai gardar o coche dentro que che van fundir o capó"», relata.

Las piedras cayeron con fuerza durante unos cinco minutos. «Nunca víramos tal cousa -comenta esta hostelera coruñesa-. Ata tiñamos a cear a unha xente de Portugal e outra de Inglaterra e dixeron que nunca tal viran».

Después de unos minutos, la lluvia de piedras de hielo cesó y llegó la calma. Mari y su marido recogieron un buen puñado de bolas y las guardaron en el congelador casi en señal de recuerdo. «Mandeille ao meu home de broma que fora por unhas poucas para os cubatas. Que mira como se ían cotizar con pedras de granizo», explica riendo mientras relata lo sucedido.

Pero lo que ocurrió el lunes por la noche en Gosende tiene explicación. El granizo, cuando se forma en medio de una tormenta, suele alcanzar un diámetro mayor del habitual por la influencia de las corrientes de aire ascendentes.