Bien entrada la madrugada, la segunda edición de la feria medieval de Pontedeume bajó el telón. Segundo año y nuevo lleno por las calles de la localidad. Esta cita parece hecha a la medida del casco histórico del pueblo, que resplandece de una manera especial cuando se viste con el traje del Medievo. «Todavía debemos hacer un balance más exhaustivo, pero pienso que se han superado las expectativas y el listón tan alto que había dejado la edición del año pasado», comentaba ayer Andrés Nidáguila, uno de los responsables de la organización de esta celebración y el presidente de la asociación de vecinos del centro de la villa.
«Ayer [por el sábado] fue increíble... A las cuatro de la mañana había tanta gente en el centro como a las dos de la tarde», recalcaba Nidáguila, quien asimismo apuntaba: «Hablamos con algún hostelero y nos decía que estaban completamente desbordados».
«Nos queda -recalcaba- un gran sabor de boca, porque vemos los frutos de un trabajo de más de seis meses. También -continuaba- me gustaría agradecer la colaboración impresionante de Rosa Fonte, José de As Aceas y de Gumersindo».