Pontedeume hierve con la feria

antón bruquetas PONTEDEUME / LA VOZ

PONTEDEUME

El centro de la villa, abarrotado con la celebración del festejo medieval

03 jul 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Es mediodía por las calles del casco histórico de Pontedeume. Las principales arterias de la villa lucen decoradas con motivos de otra época, se exhiben repletas de los puestos de la feria medieval que hasta mañana colorea el centro de la localidad, que la sumerge durante tres días en el pasado. El cielo brilla despejado. La temperatura agradable desde primeras horas de la mañana ha animado a los visitantes a recorrer cada milímetro de la cuadrícula casi perfecta que se levanta sobre la ladera que un día fue el feudo de los Andrade. Las calles hierven con el trasiego constante de los transeúntes.

«Pues esto no es nada», comenta Juana Fabal, una vecina de Cabanas que asiste a la segunda edición de la feria medieval. «Ayer [por el viernes] por la noche no cabía ni un alma, estaba abarrotado», añade. El año pasado acudió al estreno de esta iniciativa impulsada por los vecinos y los comerciantes del centro eumés y se quedó enamorada. «Me encanta -reconoce-. De hecho, en esta ocasión he decido hacerme un traje de época (que ya porta convenientemente) para ir acorde con la fiesta».

Juana Fabal no es la única que se vestirá para este momento. A escasos metros de donde trabaja habitualmente, la casa consistorial de Pontedeume, el alcalde Gabriel Torrente pasea mientras le echa un vistazo a los diferentes puestos que están instalados en las callejuelas. «Da gusto caminar por aquí y ver esto así», subraya. «Creo -añade- que también me tocará vestirme con un traje de época». Promete que lo estrenará durante la noche, cuando el terremoto que supone la feria medieval para esta tranquila localidad de la comarca del Eume alcance su máxima intensidad.

La música ameniza la jornada

Pocas cosas se le escapa a la organización de este festejo para que tanto los vecinos como los visitantes retrocedan hasta el Medievo, hasta la época donde los señores feudales dominaban los territorios. Y la música no es una excepción. Durante toda la jornada suenan los acordes propios de aquellos tiempos.

A la hora de comer, la plaza del mercado municipal empieza a llenarse. El olor del churrasco y demás viandas abren el apetito de quienes se han pasado la mañana caminando por el centro de Pontedeume. A lo largo de la tarde y hasta la noche continuará el goteo constante de gente por esas mismas calles.