«Ferrol tiene algo melancólico, pero también da mucha fuerza»

Beatriz Antón FERROL |

FERROL CIUDAD

El joven actor, que este año será el encargado de leer el pregón de las fiestas, cree que su ciudad ha dejado de mirar al pasado para «centrarse en el futuro»

14 ago 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Iago García no quiere desvelar lo que saldrá de sus labios el próximo día 20, cuando se subirá al balcón del Ayuntamiento para pronunciar el pregón de las fiestas de Ferrol, pero, después de pincharle un poco, accede a dar algunas pistas. Adelanta que su discurso será breve, «para no aburrir a nadie», y que consistirá en una especie de reflexión sobre la ciudad que lo vio nacer. Un lugar que, dice él, «imprime carácter» y que, de una u otra manera, ha dejado huella en su personalidad.

«Con sus amaneceres grises, sus lluvias y sus calles desiertas en invierno, Ferrol tiene un punto melancólico, pero, al mismo tiempo, es una ciudad que da fuerza, porque ha tenido que superar muchos problemas», reflexiona este joven actor de 31 años, que en los últimos tiempos se ha hecho popular por su participación en series como Amar en tiempos revueltos y Matalobos .

A pesar de que vive en Madrid desde hace ya once años, Iago confiesa que no puede pasar mucho tiempo sin visitar Ferrol. Cuando no está aquí echa de menos «las playas, los acantilados, el olor a mar», pero, al pedirle que elija su rincón, no se queda con Doniños, Ponzos o San Xurxo. Su mente vuela entonces a Ferrol Vello -donde estudió de niño- y se queda clavada en el baluarte de San Juan. Además de traerle buenos recuerdos de la infancia, este lugar le gusta por su «particular mezcla de decadencia y belleza» y también porque allí se ha cruzado con personajes de lo más interesantes. «Sin ir más lejos, la última vez que fui me topé con un erizo enorme y precioso», comenta entre risas.

Además del baluarte, Iago tiene otros muchos referentes vitales en Ferrol: el Cantón, el parque Reina Sofía, las playas, el barrio de Esteiro, A Graña... Pero también estampas que le gustaría borrar de un plumazo, como, por ejemplo, «el abandono y la dejadez que se ve en algunos edificios del centro».

Con todo, Iago está convencido de que Ferrol tiene mucho potencial. «Si nos cargásemos ese muro -dice mirando a la muralla del Arsenal- y con un poco más de cariño, Ferrol podría ser una ciudad muy turística», afirma convencido. Además, cree que la urbe es ahora más abierta: «Ferrol ha dejado de mirar al pasado para centrarse en el futuro y eso es muy positivo».

Con tanto halago para su ciudad no resulta extraño que Iago confiese que, cuando está aquí, no siente morriña de Madrid, una «ciudad caótica y saturada», pero, por el momento, su sitio está allí. Porque, tras su paso por la exitosa Matalobos , a Iago le esperan dos proyectos en la capital: el montaje teatral Julio César -en el que encarnará a Marco Antonio- y, probablemente, una nueva serie de televisión de la que, por ahora, prefiere no soltar prenda. Aún así, seguramente Iago rascará tiempo al tiempo para escaparse a Ferrol de vez en cuando. Para oler a mar. Para ver a su familia. O para encontrarse con algún erizo, enorme y precioso, en el baluarte de San Juan.