La peluquera no está de acuerdo con aquellos que tachan de conservador y rancio el carácter de su ciudad: «Esto no es Londres, pero tampoco está mal»
22 may 2010 . Actualizado a las 03:32 h.Azul eléctrico en las uñas de las manos. Rojo oscuro en las de los pies. Vestido violeta de aire retro por encima de la rodilla. Y un poquito de verde oscuro para alegrar la mirada. Lola Hermida nos recibe en su peluquería con un aspecto que es cualquier cosa menos aburrido, clásico o convencional. Y no nos sorprende, porque el estilismo de esta mujer siempre ha sido como una explosión de originalidad y color. Lo que no nos esperábamos, en cambio, es que ella opinase lo mismo de su ciudad. «La gente de Ferrol es mucho más atrevida de lo que se piensa. Puede que no seamos tan modernos como en Vigo, pero los coruñeses, por ejemplo, son muchos más clásicos que nosotros. Aquí hay mucha gente que le gusta ir a la última, que se preocupa de las tendencias y que quiere estar en la onda. Esto no es Londres, ya lo sabemos, pero tampoco está mal», apunta sonriente.
Sentada en un sofá rojo y rosa de La Pelu de Lola, el negocio que puso en pie hace ya cinco años, Dolores -como ya nadie la llama- observa por la ventana su rincón predilecto de la ciudad. «Me quedo con la plaza de Amboage porque es una de las pocas zonas verdes que tenemos en el centro de la ciudad y porque me encanta ver sus árboles a través del cristal mientras estoy trabajando en la peluquería», dice Lola.
Pero la plaza del famoso marqués no es el único referente de la ciudad que late con fuerza en su corazón. A esta peluquera con casi treinta años de experiencia también le encandilan las playas, el muelle de Curuxeiras y los jardines de Herrera. Y si pudiera cambiar algo, borraría el cemento de las calles y plazas para poner «mucho verde» en su lugar. «Además -advierte-, me encantaría ver más edificios rehabilitados. Es una pena que las casas se estén cayendo a pedazos y nadie haga nada para evitarlo».
Puestos a hacer sugerencias, Lola también propone que los ferrolanos nos queramos un poquito más: «Yo creo que tendríamos que valorar más lo nuestro; dejar de lado el derrotismo y ser más optimistas; aquí parece que por ser feliz ya eres sospechoso de algo y eso no es bueno».
Sin embargo, y a pesar de esos pequeños defectos, Lola Hermida reconoce que no cambiaría Ferrol por nada del mundo. «Vivir en una ciudad en la que todavía te puedes parar a charlar con un amigo por la calle es algo que no tiene precio».