El fenómeno del «shoefiti» se extiende por la ciudad

B. Antón

FERROL

El Cantón y Herrera son algunos de los rincones a los que llegado la extraña moda de los zapatos colgantes

20 mar 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Si usted va caminando por la calle y de repente se topa con un par de zapatos colgados de un cable de teléfono o de la luz, no se extrañe. No se le han caído a nadie de la ventana por un despiste. Ni tampoco han llegado hasta ahí por error. El fenómeno se llama shoefiti -también conocido como shoe tossing o shoe flying - y, según aseguran algunos, se trata de una moda callejera exportada de los barrios conflictivos de Estados Unidos, aunque también hay quien afirma que se trata de una costumbre nacida en España en los noventa, como muestra de la alegría desaforada que sentían los soldados al acabar la mili.

Sea como sea, lo cierto es que el fenómeno se ha extendido ya por buena parte de las ciudades y pueblos de la geografía española. Y Ferrol no es una excepción.

Uno de los casos más longevos de shoefiti localizados en la ciudad tuvo como escenario la calle de la Iglesia, donde durante varios meses permanecieron colgadas de un cable dos zapatillas deportivas. Tras su reciente retirada, la moda se ha vuelto reproducir en al menos otros dos puntos de la ciudad: la calle San Diego, junto al parque de Herrera, y el Cantón de Molíns.

En este último emplazamiento, el shoefiti se ha manifestado en una variante poco habitual, porque los dos zapatos que cuelgan de los cables no son iguales (uno es plano, tipo bailarina, mientas que el otro tiene tacón) y, además, uno de ellos está tan nuevo que todavía exhibe la etiqueta.

El Concello de Ferrol es consciente de esta nueva moda, y según informaron fuentes municipales, los servicios de limpieza ya han retirado varios pares de zapatos del cableado urbano. Pero, ¿cuál es el significado del shoefiti ? Hay muchas y muy diversas explicaciones. Las más oscuras apuntan a que se trata de un código secreto para señalizar un lugar de venta de drogas. Otros dicen que es una forma de marcar el territorio de las bandas callejeras. Y hasta hay quien piensa que los zapatos colgantes sirven para anunciar una boda o celebrar el fin de los estudios.