La estatua de Franco, al «rincón»

A. Vellón

FERROL

Quince operarios, una grúa y una plataforma trasladaron ayer la efigie del dictador junto a un almacén de la Armada en Caranza; durmió al aire libre y sin la lona

22 mar 2010 . Actualizado a las 16:54 h.

El que quiera desplazarse a Ferrol para ver la estatua de Franco puede ya ahorrarse el viaje. Ayer se produjo su traslado definitivo, en cumplimiento de la Ley de la Memoria Histórica, desde el patio de Herrerías al lado de una nave del Servicio de Repuestos de la Armada ubicado en Caranza, en las proximidades de la escuela Antonio de Escaño. Un rincón en el que permanecerá tapada con una lona de color gris naval y oculta a la vista del público. Fuentes del dispositivo señalaron, no obstante, que ayer durmió al aire libre y sin cubrir. Y abrieron la posibilidad de que siga, ya con funda, fuera.

Fue la noche del 4 de julio del 2002 cuando, en una jaula metálica gemela a la utilizada ayer, la pieza del dictador viajó desde la plaza de España hasta el que hasta hace horas era su emplazamiento. Ese trayecto, por la vía pública, fue seguido por miles de personas. El de ayer no. Discurrió por el interior del recinto militar y de Navantia hasta, al fin, alcanzar las proximidades de la mencionada escuela. Un kilómetro y medio de recorrido, según fuentes de la Armada, que con las maniobras se extendió durante tres horas.

Aunque se permitió el acceso de los medios de comunicación para la cobertura del arranque de la maniobra, desde el mando del Arsenal se decidió no autorizar, no obstante, poder tomar imágenes de la estatua ya en su nuevo emplazamiento.

Comienza el camino

El camino hacia el rincón de Franco comenzó, tal y como estaba programado, a las 16.00 horas. Consumió, según relataron los responsables de la operación, «veinte horas de trabajo efectivo», incluyendo los preparativos previos de esta semana.

Por la mañana, los operarios de la empresa Embade ultimaban el dispositivo. Luego, fueron unos quince efectivos del Arsenal los que ejecutaron el traslado apoyados por una grúa pluma y un camión-plataforma. Todos esos medios técnicos pertenecen al Arsenal, a excepción tanto de la jaula metálica, construida para tal fin por la empresa mencionada. La funda de color gris que recubrirá la efigie también ha tenido que ser comprada.

Lo primero que se hizo fue izar un par de metros sobre el suelo la pieza con la grúa para apoyarla sobre la plataforma rodante. Esa operación apenas duró siete minutos. Las sujeciones y su revisión para garantizar un trayecto seguro, bastante más. De hecho, no fue hasta una hora y cuarto después cuando el camión salió del patio de Herrerías para emprender rumbo al almacén de Caranza. Tuvo que hacerlo marcha atrás y pasando por una puerta estrecha. Pero salió.

Noche «al raso»

A partir de ese momento ya no fue posible seguir el traslado. Los mandos que coordinaron la operación señalaron que el trazado para llegar a destino iba a implicar un salto de montura y jinete en la parte final. En la zona que da acceso de la Escaño al almacén junto al que está la pieza. La puerta en ese lugar sí se consideraba demasiado estrecha, por lo que se pensó en salvarla izando de nuevo de nuevo la jaula del camión plataforma. Finalmente, no fue necesario. «El camión pasó justo, pero pasó». Según integrantes del operativo, la estatua de Franco llegó a su destino a las 19.20 horas. Ha quedado fuera del almacén y sin ocultar. De momento.