La rehabilitación del monasterio de Monfero está parada desde noviembre

Antón Bruquetas

FERROL

08 mar 2010 . Actualizado a las 12:38 h.

La crisis económica, que afectó especialmente al sector de la construcción, no solo frenó la edificación de nuevas viviendas, también atascó proyectos importantes de rehabilitación. Entre ellos, el del monasterio de Santa María de Monfero, una joya arquitectónica que empezó a levantarse en el año 1152, y que el Arzobispado de Santiago cedió a la Xunta de Galicia para que lo convirtiese en un hotel con capacidad para 70 habitaciones.

La primera fase de esta ambiciosa iniciativa consistía en la limpieza y consolidación de los elementos ya existentes en el santuario. Los trabajos fueron adjudicados a una unión temporal de empresas (ute) formada por Teconsa y Atlas. Estaban presupuestados en 1,6 millones de euros y debían estar finalizados a principios del mes pasado. Sin embargo, Teconsa no resistió el desplome del mercado inmobiliario y se declaró en suspensión de pagos en noviembre. Desde entonces, los operarios han desaparecido del muro del monasterio y la maleza comienza a recuperar el terreno que se le había recortado en el verano y el otoño.

«Es una lástima, porque ya tenía que estar todo terminado en enero», explica Patricia Sabín, la arquitecta, junto a Enrique Blanco, que se ha encargado de la dirección del proyecto. «Esta primera actuación -apunta- iba encaminada a limpiar todas las zonas que estaban cubiertas de vegetación y deterioradas, y, además, a consolidar los elementos que se encontrasen en malas condiciones, como la bóveda del receptorio». El comienzo de los trabajos fue inmejorable. Incluso se descubrió una escalera que «estaba tapiada desde hace cincuenta o sesenta años».

A la par, los operarios iniciaron «el registro de datos y el desarrollo de unos planos, con levantamientos planimétricos y la realización de fotografías». «El objetivo que perseguíamos era, o mejor dicho, es, porque confío en que el proyecto siga vivo, disponer de una herramienta fiable del estado en el que se haya el monumento», destaca Sabín. Los esquemas que tenía el grupo de trabajo hasta ese momento no eran del todo fiables, ya que no indicaban las últimas modificaciones que había sufrido el monasterio.

Los efectos de la crisis

Pero a comienzos de noviembre pasado, todo se paralizó. Teconsa presentó la suspensión de pagos y, desde entonces, sus contratos están gestionados por un administrador judicial. Fuentes de la Xunta de Galicia confirman que Atlas, la otra compañía de la unión temporal de empresas, quiere hacerse cargo de los trabajos. «Confiamos en que se resuelva lo antes posible y que el juzgado dé la autorización para que Atlas pueda empezar a operar cuanto antes, porque la voluntad de la Consellería de Cultura es que no se pierda ni un minuto más», recalcan las mismas fuentes. Mientras el contrato se bloquea en una maraña legislativa de la que casi nunca hay una rápida salida, «la maleza vuelve a ganar el terreno que le habíamos recuperado en el monasterio y temo que tengamos que comenzar otra vez desde el punto de partida», sentencia con desánimo Patricia Sabín.