Médico traumatólogo de profesión, diplomado en Heráldica y Genealogía y autor de numerosos libros sobre el pasado (en especial, sobre las piedras que guardan dentro de sí la memoria de otros tiempos muy diferentes del nuestro), Aracil es caballero de las órdenes nobiliarias de Malta y del Santo Sepulcro de Jerusalén.
-¿Qué función cumplen hoy órdenes como esas?
-¡Hombre, contestar a eso así, de repente y en unos minutos, no resulta nada fácil, porque es mucho lo que habría que decir...! Pero, por responder de manera muy sintética, creo que basta con recordar la labor benéfica que lleva a cabo la Orden de Malta, de la que soy caballero de gracia y devoción . O que a la Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén Su Santidad el Papa le tiene encomendada la misión de ayudar a los cristianos que acuden en peregrinación a Tierra Santa.
-Y para usted, en el plano más personal, ¿qué supone pertenecer a ellas?
-Pues un reto. Es algo que te obliga a esforzarte. A querer hacer mejor las cosas. A ayudar siempre en lo que puedas.
-El conocimiento de la heráldica, esa otra gran pasión suya, ¿qué le aporta a nuestro tiempo...?
-La heráldica es una ciencia auxiliar de la historia. Nos permite saber qué representa cada linaje y qué simbolizan y expresan las diferentes instituciones. Y la historia no podemos olvidarla.
-¿Es posible borrarla...? La historia, digo.
-No. La historia no puede borrarse. Por mucho que intenten ocultarla, la verdad acaba por salir a flote siempre.
-Tras haber publicado ya su estudio sobre las piedras de armas ferrolanas, ¿trabaja ahora en algún proyecto nuevo?
-Acabamos de terminar, Juan Burgoa y yo, otro estudio. Éste, sobre la heráldica de las comarcas del Eume y el Ortegal. ¡Esperemos que ahora alguien tenga interés en publicarlo!
-¿Nuestra sociedad respeta el patrimonio común?
-¡Ya sabes cómo son los políticos...! Es triste que lo realmente importantes no lo preservemos.