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La USC analiza la costa de Ponzos como modelo del cambio climático

Luís A. Núñez

FERROL

26 ago 2009 . Actualizado a las 18:32 h.

Las costas del Ortegal y de Ferrolterra hablan por sí solas. Cuentan interesantes historias sobre el pasado lejano, sobre cómo era la franja ártabra en la época glaciar, y evidencian que «o cambio climático é algo que sempre existiu, coa diferencia de que agora igual se pode dar pola acción antrópica (del hombre)». Así lo explica el catedrático de Geografía Física de la Universidade de Santiago, Augusto Pérez Alberti. Él y su equipo de investigadores iniciaron en el año 2007 un pormenorizado análisis del litoral gallego, prestando especial atención a la costa de Ponzos, para atestiguar las evidencias que cuentan sus acantilados sobre la composición geomórfica de la época interglaciar.

Su investigación forma parte de una publicación promovida por la Consellería de Medio Ambiente y que contó con la colaboración de expertos de las universidades de A Coruña y Santiago, el Instituto Español de Oceanografía, el Centro Superior de Investigaciones Sociológicas, el Centro Tecnológico del Mar y el Centro de Investigacións Mariñas. El resultado es uno de los compendios más recientes y completos sobre la materia en la comunidad autónoma, publicado este año bajo el título de Evidencias e impactos do cambio climático en Galicia.

Ese estudio cobra especial relevancia estos días para explicar un hallazgo que, en opinión de Pérez Alberti, «non é unha cousa anormal na costa». Se refiere al depósito de turba vegetal de la playa de Ponzos, descubierto gracias a la fuerte recesión de arena causada este año por la acción de las mareas en Covas.

En su disertación, el experto geógrafo argumenta que «nas costas é posible atopar evidencias dos cambios ambientais acontecidos ao longo de miles de anos; de xeito preciso, nos últimos 40.000». Afirma que la turbera de Covas, conservada hasta ahora bajo estratos de lodo y arena, «indica que a costa está cambiando continuamente». Y pone el desprendimiento de rocas que se aprecia al final de la misma playa de Ponzos como ejemplo de cómo el océano erosiona el litoral y gana terreno. Por otra parte, explicar cómo han llegado esos restos vegetales a ese lugar o si estaban allí antes de que los cubriese el mar podría revelar una información crucial desde su punto de vista.

Carbono 14

Pero señala que lo aparecido en Ponzos «non serve de nada sen facer unha datación por carbono 14». Solo así se puede relacionar la reconstrucción geográfica, biológica y vegetal con una fecha determinada.

Esa es tarea para otro experto en la materia, el botánico del campus de Lugo Pablo Ramil Rego. Considera que el depósito ferrolano «está moi ben conservado e ten unha gran cantidade de troncos» y elementos biológicos de los que extraer muestras. Esas fueron sus primeras impresiones en las catas que realizó anteayer sobre el terreno, en las que encontró, además, que la turba se encuentra enterrada hasta una profundidad aproximada de dos metros.

¿Qué significa eso? Pues que la parte que ha quedado al descubierto no es más que la punta del iceberg.

Ramil espera recibir los resultados del carbono 14 a finales de este año. Mientras tanto, él y su equipo realizan todo tipo de análisis biológicos.