«Yo nací para pitar, pero ahora no echo de menos estar en el campo»

B. Antón

FERROL

El colegiado gallego con más encuentros en la élite sigue en la brecha como miembro de la comisión de arbitraje profesional

20 abr 2009 . Actualizado a las 12:56 h.

Hace ya casi tres años que colgó los hábitos, pero Evaristo Puentes Leira (As Pontes, 1962) sigue en «primera línea de fuego» del arbitraje nacional. Sin abandonar su trabajo en La Caixa, este ya histórico técnico gallego mata ahora el gusanillo de la que siempre ha sido su gran vocación como miembro de la Comisión de Arbitraje de la Competición Profesional, de la que forma parte junto a Sánchez Arminio y López Nieto. «Nuestra misión es designar a los árbitros de primera y segunda división, pero también nos ocupamos de su seguimiento, vigilamos que estén en forma y hacemos todo lo posible para evitar que un buen técnico se quede en el camino», explica orgulloso.

Aunque a algunos les resulte difícil de creer, Puentes Leira no siente morriña del césped. «Yo nací para pitar, pero ahora, si te soy sincero, no echo de menos estar en el campo, porque fueron muchos años y muchos partidos sin parar. Al principio tuve una sensación rara, pero después entré en esta comisión y gracias a eso no siento nostalgia, porque, aunque sea de otra forma, sigo muy ligado al arbitraje».

Fue en junio del 2006 cuando el técnico anunció que se retiraba. Tomó esa «difícil» decisión en lo mejor de su carrera: a los 43 años y con 184 partidos de Primera División a sus espaldas. Tras superar la marca de Raúl García de Loza -que llegó a los 159-, el pontés se convirtió en el colegiado gallego con más encuentros en la élite, un título que todavía ostenta a día de hoy.

Puentes Leira estuvo tres años en Segunda A y once temporadas en Primera División -de los 29 a los 43 años-, pero su afición a sacar tarjetas y soplar el silbato viene de mucho más atrás. «En As Pontes, yo ya pitaba partidos con 8 años», explica entre risas.

La vocación

Además del destino, en su vocación también tuvo mucho que ver su padre. «Yo iba mucho al campo del Endesa, porque él era el encargado del mantenimiento, y en vez de fijarme en los jugadores, como hacía la mayoría, a mí lo que más me llamaba la atención era el árbitro», apunta el pontés. Su padre también lo puso en contacto con el técnico que le dio sus primeros consejos -«se llamaba Sánchez Lage», recuerda Puentes Leira-, y a los 13 años, lo llevó a federarse para convertirse en arbitro oficial.

Entonces no podía imaginar que acababa de iniciar una carrera que se prolongaría treinta años y que, entre otras muchas cosas, le llevaría a disfrutar de 24 participaciones en la Liga de Campeones y doce en la Copa de la UEFA.

Al preguntarle por cuál es el encuentro que conserva en la memoria con más cariño, Puentes Leira no es capaz de decidirse. «Guardo muy buenos recuerdos de muchos partidos, como un Real Madrid-Barça o un Real Madrid-Valencia, y también, por supuesto, de los encuentros de la Champion, que es una competición extraordinaria».

¿Un momento duro? «El que pasé en un partido en Moscú, con 24 grados bajo cero, en el que creí congelarme de frío». ¿Y el partido más difícil? «Todos en los que se jugaba un descenso, y en especial, un Valencia-Barcelona, con dos rojas y dos penaltis, que me pareció complicadísimo».

Pero ni el peor de los partidos, ni la presión de los medios, ni la incomprensión de los aficionados pudo nunca con la pasión de este pontés por su vocación. «Me siento muy feliz de haberme dedicado a esto, porque el arbitraje, además de todo lo que me ha aportado profesionalmente, también me ayudó mucho a madurar y a formarme como persona; me obligó a viajar, a enfrentarme a situaciones de mucha exigencia y a conocer a gente muy diferente», dice Evaristo.

Ahora sigue disfrutando de lo lindo con el arbitraje. Y mira al futuro con optimismo. Cree que los colegiados no están tan mal vistos como antes, que poco a poco empiezan a ser reconocidos como una «pieza fundamental» del fútbol y que el relevo está más que asegurado.

«En Galicia, por ejemplo, hay muy buena cantera: tenemos un árbitro de Primera División en Ourense y dos de Segunda A y, además, hay gente que viene apretando muy fuerte en Segunda B y Tercera», advierte satisfecho.

La conversación llega a su fin. El reportaje se acaba. Puentes Leira se despide... Y pita el final del partido.