Se le cerraron los ojos... A Don José Luis, un hombre adelantado a su tiempo

Julio Iglesias (alcalde de Ares)

FERROL

24 feb 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Hay quien definió el tango como un pensamiento triste que se baila. Pero mis recuerdos de Don José Luis lo rebaten, porque evocan un pensamiento alegre que se canta. Y que, además, se entona las largas noches de verano de mi buenos Ares querido, en la vieja Borrachería de Blas e, inexcusablemente, por él.

Mi infancia no dejó nunca de sorprenderse con Don José Luis. Tengo indelebles recuerdos que lo refrendan: el de unas vacunas americanas contra mi bronquitis crónica que aún hoy me permiten ser un fumador empedernido y el de un aparato mágico que delató un inconfesable balinazo en mi tibia, son solo dos pequeños ejemplos. Porque con él también aprendí que el perro es el mejor amigo del hombre; que los días de verano hay que disfrutarlos al sol en la playa; que para sus noches el tango es una de las mejores maneras de conversar; y que un karaoke hace todo mucho más fácil. Es en lo que me fijaba de niño. Bueno, para ser sincero, me fijaba en algo más: que entre las revistas de la sala de espera de su consulta había una llamada Interviú que, deseándolo, nunca me atreví a coger.

Según fui creciendo, Don José Luis pasó a encarnar muchas cosas más. Pero todas se resumen en dos adjetivos: genio y figura. Mientras el primero lo llevó, como a su padre, a un compromiso radical con la medicina, siendo miles los pacientes que pasaron por sus manos y decenas los que le deben la vida; el segundo lo llevó a un eterno compromiso con un elegante, libre, contestatario y fascinante desenfado juvenil que nunca dejó indiferente a nadie. Conjugaba ambos adjetivos a la perfección.

Fue un hombre valiente y generoso hasta el extremo y adelantado a su tiempo, como prueban sus gestas y sus gestos. Nunca lo olvidaré, como él tampoco me olvidó a mí, al reforzar mi candidatura con su presencia en las pasadas elecciones municipales.

Oigo la queja de un bandoneón y dentro del pecho pide rienda el corazón? Adiós muchacho?