Iván Raña ya lo ha sido prácticamente todo en el triatlón. Campeón del mundo en el año 2002 en Cancún (México) y subcampeón las dos temporadas siguientes en las pruebas celebradas respectivamente en Queenstown (Nueva Zelanda) y Madeira (Portugal); diploma olímpico en Sídney 2000 y en Pekín 2008, son algunos de los resultados que sobresalen en su brillante currículum. Pero Raña, dentro del amplio abanico de competiciones en las que ha participado, suele conseguir grandes resultados en el campeonato de España. Lo ha ganado en cuatro ocasiones en los últimos ocho años y es el vigente vencedor. Ante la ausencia de Javier Gómez Noya, el de Ordes sabe que es el principal favorito para revalidar el título. Lejos de esconderse, asume la condición de líder.
«Está claro que soy el rival a batir, pero eso es bueno, porque si los demás te vigilan es síntoma de que vas bien», subraya Iván Raña, que también reconoce que no llega en el mejor momento de forma: «En las Olimpiadas estaba fino, pero después de Pekín descansé durante cinco días y empecé a entrenar muy tranquilo, por lo que no andaré al mismo ritmo que en los Juegos». Esto hará que se equiparen las fuerzas con sus rivales más importantes: Eneko Llanos, Ramón Ejeda, Francesc Godoy y José Manuel Tovar. «Cualquiera de estos cuatros va a acabar arriba. Eneko Llanos parte con la desventaja de que ahora entrena para competiciones de distancia más larga, pero es un hombre muy fuerte en el tramo de bicicleta y seguro que nos pondrá las cosas muy complicadas al resto», asegura Raña.
En cuanto al circuito, el diploma olímpico en Pekín coincide con José Rioseco, entrenador de Javier Gómez Noya, en que el trayecto en bicicleta es el que puede cambiar el resultado de la carrera. «El recorrido es muy técnico y tiene partes en las que se puede atacar. Además, son conscientes de que si llegamos en grupo a la distancia a pie, yo gano posibilidades de finalizar primero», señala el triatleta.
Sobre el campeonato de España, Iván Raña apunta que a veces no le ha dado la importancia que quizás merece la prueba, pero es una competición que le gusta y le concede mucho mérito al triunfo. «Cuando manejas un calendario internacional tan apretado -dice Raña- , a veces no lo puedes entrenar de forma específica. Por eso las fuerzas entre los triatletas se equilibran y es fácil que haya sorpresas. Este año, por ejemplo, yo preparé las Olimpiadas y no estoy al cien por cien. Además hay mucho nivel».