Las buenas palabras que los responsables políticos se intercambiaron durante la firma del convenio casi no se escucharon. Mientras en el salón de recepciones se celebraba la rúbrica en plan solemne, en las puerta del Concello se manifestaban, como ya es tradicional los jueves, los policías locales. En esta ocasión no hubo disfraces hirientes contra las propuestas del bipartito. Los agentes acudieron armados con cornetas y petardos.
En plena comparecencia pública, cuando Moreda hablaba de la historia del Hospicio y de sus antiguos vínculos con la Diputación, comenzó a oírse un mugido que pronto fue insoportable. El alcalde no pudo evitar referirse a la protesta: «Afortunadamente esta ciudad está cambiando. Oímos ruido fuera, pero ya no son trabajadores industriales que pasan una dura reconversión. Son policías que se manifiestan como en otras ciudades de Galicia».
Y parece que seguirán. Los delegados de UGT subrayaron que las protestas «no pararán» hasta que el bipartito acepte sus reivindicaciones.