Un título de ciudad con 150 años

Esperanza Piñeiro y A. Gómez

FERROL

Los historiadores Esperanza Piñeiro de San Miguel y Andrés Gómez recuerdan la fecha en la que Isabel II otorgó a Ferrol el distintivo de urbe

11 ene 2008 . Actualizado a las 11:04 h.

Ferrol está de aniversario. Este año 2008 se cumplirán 150 años desde que la reina Isabel II le otorgó el título de ciudad, por Real Decreto de 13 de octubre de 1858. Han sido 150 años de ilusiones y esfuerzos, de dificultades y logros. Ferrol supo afrontar problemas graves y disfrutó de etapas en que fue pionera en Galicia en ciencia, técnica, cultura o en progresismo y modernidad. Porque el ferrolano es un pueblo laborioso, culto, siempre orgulloso de su ciudad y, en este año que se inicia, repleto de nuevos anhelos de prosperidad.

Corría en año 1858 cuando en el Ayuntamiento de la villa de Ferrol se preparaba el recibimiento a la Reina Isabel II. En sesión de 30 de agosto, ultiman el programa: «A la primera señal del vigía de Monteventoso de avistar la nave real, se reunirá, de rigurosa etiqueta, la corporación municipal con el Gobernador Civil, Diputados y autoridades militares...».

Efectivamente, Isabel II, procedente de Asturias, arriba a Ferrol por mar, en el vapor Isabel la Católica de la Marina Militar. Pudo admirar la belleza natural de nuestra ría y la funcionalidad y diseño de los castillos de la bocana, así como del Arsenal y Astillero. Y en Ferrol permanece entre los días 1 y 5 de septiembre de aquel año de 1858, acompañada de su esposo, infantas y Príncipe de Asturias. Los actos se suceden. Salvas de artillería de la Batería del Parque y de los buques de Marina fondeados en el puerto anuncian su llegada y desembarco. La familia real entra en la población por la Puerta del Dique, donde es recibida por las autoridades, que le entregan las llaves de la plaza. En carruajes descubiertos, tirados por caballos enjaezados, recorre las calles, adornadas e iluminadas, y recibe los saludos, flores y poesías de los habitantes. En un Pabellón, construido al efecto en los Cantones, tiene lugar la recepción oficial. Después de un Te Deum en la Iglesia de San Julián, se aloja en el Palacio de Capitanía.

En los siguientes días de su estancia en Ferrol, presencia la botadura de la goleta de hélices Diana y la colocación de la quilla de la fragata Blanca, preside la maniobra de caer al agua la corbeta de vapor Narváez, visita las obras del arsenal y las factorías de máquinas de vapor. Y recibe los saludos del pueblo y las peticiones de sus representantes.

Tres serán las exposiciones que se le presentan: que a la villa se le conceda el título de ciudad, que la reina se digne admitir la dedicatoria de la Historia y Descripción de Ferrol, escrita por Montero Aróstegui, y que aquí se cree un colegio o instituto Naval. Y las tres peticiones se conseguirán, las dos primeras ese mismo año, y la tercera en 1860, con la puesta en funcionamiento de la Escuela especial de Ingenieros de la Armada.

Desde esos años de mediados del siglo XIX, la ciudad de Ferrol hizo otras muchas solicitudes, algunas de las cuales tardó mucho tiempo en conseguir. Sólo con el tesón y empeño de sus habitantes y con innumerables gestiones de sus autoridades, pudo progresar. Por ejemplo, la llegada del ferrocarril, solicitada desde 1858, no se produjo hasta 1913; un Instituto de Enseñanza Media, requerido ya en 1859, se inauguró en 1927; la concesión de una Junta de Obras del Puerto, deseada desde 1881, se logró en 1910. Pero el pueblo ferrolano nunca se desanimó y el siglo XX trajo vientos de bonanza, a una ciudad de grandes inquietudes sociales y culturales, que avanzó por la senda de la modernidad.

Estamos seguros de que este año 2008 servirá para seguir adelante en temas como la consecución de la declaración de Patrimonio de la Humanidad para nuestros castillos y arsenal. Y que la puesta en funcionamiento del puerto exterior contribuya al progreso de la comarca.

De villa medieval a ciudad

La villa medieval de Ferrol era de realengo, pues desde el siglo XII los diferentes monarcas juraron y confirmaron los fueros que le habían otorgado. Por Privilegio fechado en Burgos el 19-12-1371, el rey Enrique II de Trastamara hizo donación a Fernán Pérez de Andrade, o Bo, entre otras posesiones, de la villa de Ferrol, pasando así a ser villa dependiente de la nobleza. Con la reorganización de los primeros Borbones y tras la designación de Ferrol como Capital Departamental, en 1733 de nuevo Ferrol recobra su rango de villa de realengo, dependiente de la corona. Se produce su transformación en una ciudad ilustrada. Pero, como hemos dicho, el título de ciudad, así como el tratamiento de Señoría Ilustrísima a su ayuntamiento, lo consigue en 1858.