Ferrol en silla de ruedas

FERROL CIUDAD

Los ediles Sestayo, Díaz y Mato comprobaron que la ciudad está llena de obstáculos para los minusválidos

04 dic 2007 . Actualizado a las 02:00 h.

«No ves el cielo, sólo ves baches, escalones... Hay que cambiar esta ciudad». Es lo que dijo ayer la concejala de Benestar Social, Beatriz Sestayo, después de recorrer varios tramos de las calles Rubalcava, Iglesia, Lugo y Galiano a bordo de una silla de ruedas. ¿Y eso? Ayer se celebró en el mundo el Día Internacional del Discapacitado y el Concello ferrolano decidió conmemorar la fecha organizando una marcha simbólica por la ciudad en silla de ruedas. Participaron minusválidos de distintas asociaciones y también los concejales Sestayo, Yolanda Díaz y Ángel Mato. Los tres probaron en sus propias carnes cómo es la vida de los discapacitados en la ciudad. Y es difícil, pues la urbe está plagada de barreras arquitectónicas. Lo comprobaron los tres ediles al subir y bajar por las aceras y al intentar entrar en alguno de los comercios situados a lo largo del circuito de prueba.

«Uf, que complicado es esto», decía Sestayo al tratar de subir a la acera de la calle Rubalcava. «A verdade é que non é nada fácil», comentaba Mato, poniendo cara de agobio mientras ejercitaba los brazos para mover las ruedas de la silla. Unos y otros necesitaron en algún momento ayuda para seguir su camino, sobre todo a lo largo de la pendiente de subida de la plaza del Callao rumbo a la calle Lugo.

Los políticos realizaron su recorrido en compañía de varios minisválidos. Una de ellas, María Morado, quedó condenada a una silla de ruedas por una poliomielitis cuando era pequeña. Ahora, ya de mayor, tiene que quedarse con las ganas de visitar, por ejemplo, el centro cultural Torrente Ballester para disfrutar de alguna exposición o de entrar a comprar en muchas tiendas del centro. Simplemente, no puede entrar. «La mayoría de la gente [minusválida] necesita a alguien para ir por la ciudad, yo no, voy sola. Si quiero entrar en un bar le pido a alguien que me suba», explica María.

Morado detalla que una de las peores calles para las personas que andan en silla de rueda es la Galiano por los adoquines del suelo. También se queja de que las plazas de aparcamiento reservadas para minusválidos están siempre ocupadas por conductores que no son discapacitados; que resulta complicado hallar locales públicos con baños adaptados y que no existen paradas de autobús adaptadas para las personas que viven en sillas de ruedas.

Tras comprobar que la ciudad está llena de barreras arquitectónicas, Sestayo anunció que próximamente quedará constituida, junto a la Concellería de Urbanismo, la Comisión de Accesibilidade, encargada de detectar los puntos negros y erradicarlos. En muchos casos la solución pasa simplemente por «colocar una rampa», reconoció Sestayo. También se encargará de garantizar que los edificios y locales nuevos se adapten a la Ley de Accesibilidad.

Ángel Mato no descartó incluso obligar a corregir las deficiencias detectadas en las construcciones.