Jorge Meizoso tiene 37 años y es el primer caso detectado en Fiberblade. Ingresó en la empresa en 1998 y pronto fue designado jefe de equipo en la sección de corte.
-¿Cómo empezaron sus problemas de salud?
-A comienzos del 2001. Me apareció una dermatitis en la cara. La mutualidad me envió al doctor Almagro, en A Coruña, que observó pronto que podría ser algo relacionado con el trabajo. Me hicieron las pruebas alérgicas y di positivo a las resinas y al epoxy, un compuesto utilizado en la fabricación de barnices y pinturas.
-¿Qué ocurrió luego?
-Echaba dos meses bien y luego comenzaba de nuevo el problema, con la cara totalmente afectada por la inflamación de la piel. Volvía a la baja médica y así una y otra vez hasta que en el 2005 la dermatitis me llegó también a los ojos. Entonces fue la propia Seguridad Social la que me propuso para una incapacidad permanente total.
-Ahora tiene otro empleo, ¿cómo afecta su incapacidad?
-La empresa que me admite tiene que comprometerse a que no puedo estar en contacto con las sustancias que me producen una reacción alérgica.
-¿El problema se circunscribe a los cinco casos detectados o hay más?
-Hay muchos más casos, estoy seguro, pero la gente no se atreve a denunciar. Pienso que irán surgiendo con el tiempo.
-¿Tuvo el apoyo del comité de empresa?
-Hombre, no creo que se pueda llamar apoyo el que uno de los delegados del comité acudiese al juicio a declarar contra mí.
-¿Tiene solución?
-Es difícil. Se trabaja con palas de 45 metros que salen del horno y sueltan sustancias. Aunque haya climatización en los talleres, es complicado.