La capilla gótica del cementerio de Serantes

R. l.

FERROL CIUDAD

29 jul 2007 . Actualizado a las 02:00 h.

FERROL | De estilo gótico tardío, la capilla del cementerio de Serantes sigue aguardando por una restauración cuyo retraso ya parece incomprensible. Adquirió su actual aspecto en el siglo XVI, en aquel tiempo del que no faltan investigadores que digan que en Galicia aún era, en más de un sentido, un Medievo. Aquel Medievo que sólo quedaría definitivamente atrás con la plena entrada en vigor de las disposiciones del Concilio de Trento. No es descabellado pensar, en cualquier caso, que algunos elementos del interior del pequeño y viejo templo -una capilla funeraria, ciertamente- son bastante anteriores. Basta con que demos por buena la transcripción que Montero Aróstegui llevó a cabo, para el Anuario de Ferrol de 1902, de una de las lápidas sepulcrales que todavía conserva: Afonso de Sarates: que se: finou: eno: ano: da mortal (...) M:CCC:XXX.

El abandono que padece la capilla, utilizada ahora como galpón, resulta especialmente triste por más de un motivo. En primera instancia, porque a su innegable valor artístico e histórico une el hecho de conservar elementos aún recuperables, como sus pinturas murales. Y en segundo término, por su emplazamiento: por su proximidad a la tumba de Gonzalo Torrente Ballester, para cuya memoria quizás no podría haber mejor homenaje que recuperar la construcción donde se sepultaron los caballeros del valle de Serantes; de un valle que -casi sobraría repetirlo, pero uno no se resiste a hacerlo- vio nacer una de las más grandes literaturas del siglo XX, la escritura de un novelista y ensayista que tuvo el Premio Nobel muy cerca. Bastante más cerca, por cierto, de lo que de costumbre se piensa...