El PSOE ha escondido a Magdalena Álvarez de la campaña gallega, no vaya a ser que suelte una de las suyas y envíe a la abstención otros diez mil votos. La ministra de Fomento ha estado estos días por Moscú aprendiendo de los rusos para que la próxima vez que caigan unos copos de nieve en Madrid no se colapsen la capital y su aeropuerto. Aprender de los demás es sabio, pero también conviene aprender de los errores cometidos. Magdalena Álvarez ha hecho suficientes desplantes a Galicia como para dejar que continúen pasando los días (domingo, lunes, martes y miércoles) sin presentarse en la falda de la ladera de la montaña que tiene cortada la autovía del Noroeste, para comenzar a tomar medidas ejecutivas. ¿Dónde estás, ministra?
Jorge Moragas pide tener voz
El diputado del PP Jorge Moragas, que hace un par de días se declaraba impresionado por sus visitas con Rajoy a las montañas de Galicia y el afecto recibido por los «gallegos profundos» ha pedido tener «Voz» para precisar sus palabras. «Son gallegos profundos los que han forjado su existencia en el trabajo duro, en el esfuerzo...». Moragas escribe mucho y bien, pero el diputado catalán no ha querido comprender aún cuál es el problema de que venga aquí a quejarse del mal estado de las carreteras y a llamarnos «gallegos profundos». Ofende.
Votan los finados pero no todos los vivos
Las primeras quejas llegaron hace una semana. Gallegos desplazados por trabajo o residencia en distantes puntos del planeta se quejaban de que no habían recibido la documentación para votar. Bastantes de ellos todavía están esperando al cartero, pero el plazo se acaba pasado mañana. El sistema de voto de los residentes ausentes de la octava potencia económica del mundo ?según Zapatero? consiste en que pueden votar los muertos, pero no todos los vivos.