El tribunal basa la condena a Otegi en que no rechazó a ETA

Melchor saiz-Pardo MADRID / COLPISA

ESPAÑA

Diez años de cárcel para el exportavoz de Batasuna y para Díaz Usabiaga

17 sep 2011 . Actualizado a las 18:56 h.

Arnaldo Otegi y Rafael Díez Usabiaga no pretendían que la izquierda aberzale rompiera amarras con ETA cuando fueron detenidos hace dos años. Según la Audiencia Nacional, trabajaban para todo lo contrario, para mantener al mundo independentista vasco bajo el control de la organización terrorista y garantizar que siguiera siendo su «brazo político». Y lo hacían como destacados miembros de la propia ETA, siguiendo las «directrices superiores» de su dirección y «en plena connivencia» con los terroristas y su «estrategia de acumulación de fuerzas soberanistas».

La sumisión del exportavoz de Batasuna y del exlíder del sindicato LAB ha supuesto para ambos penas de diez años de cárcel por pertenencia a organización terrorista «en grado de dirigentes» y otros tantos de inhabilitación para cargo público, exactamente el castigo que solicitaba la Fiscalía. La Sección Cuarta de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional condena a ocho años de cárcel por pertenencia a banda armada a los otros tres procesados que se encontraban en prisión provisional, Sonia Jacinto, Arkaitz Rodríguez y Miren Zabaleta, hija del fundador de Aralar.

Según el fallo conocido ayer, a finales del 2008 los cinco condenados se «constituyeron en sujetos directamente receptores de las órdenes impartidas por ETA, en cuya organización terrorista están insertos». Por entonces, entraron a «formar parte de un grupo escogido de las filas de la izquierda aberzale» al que ETA encomendó la creación de un polo soberanista del que debían formar parte «grupos políticos alejados de los designios de la organización terrorista» y del que se «excluía al PNV». Otegi y Díez Usabiaga, según la sentencia, aceptaron liderar ese grupo bajo una premisa principal impuesta por ETA: «No abandonar la lucha armada, a la que de modo meramente utilitarista y táctico mantenían en segundo plano a fin de conseguir más adhesiones por parte de formaciones políticas remisas a compartir los postulados terroristas de ETA».

Los magistrados no se creen la versión de los condenados de que las reuniones en la sede de LAB buscaban una «estrategia eficaz de aglutinación de las fuerzas políticas soberanistas con distanciamiento de la estrategia de lucha armada». La sala argumenta que «en ninguna de sus manifestaciones y escritos se constata una expresión de condena» de ETA. Solo después de las detenciones se apunta «un relativo alejamiento de aquellos métodos violentos, que no ruptura y nítida condena».

«Que nadie abandone este camino, porque vamos a ganar»

Arnaldo Otegi