Zapatero afirma que el crecimiento económico del PP fue solo una «ficción»

Colpisa

ESPAÑA

El presidente del Gobierno insiste en hacer responsable a los Ejecutivos de Aznar de la abultad cifra del paro actual.

08 may 2011 . Actualizado a las 23:05 h.

El Partido Popular tiene una fortaleza y el PSOE lo sabe: es su imagen de buen gestor económico labrada durante los años de crecimiento que acompañaron al Gobierno de José María Aznar. Nada puede ayudar más a Mariano Rajoy y a los candidatos de su formación en estas elecciones autonómicas impregnadas por los sinsabores de la crisis que aquel recuerdo. Por eso José Luis Rodríguez Zapatero cargó, desde Asturias, contra ese axioma y advirtió que, en realidad aquello que los 'populares' vendían en el exterior como el 'milagro exterior' no fue más que «una ficción». «Y ya va siendo hora de digamos las cosas como son», sentenció.

No es la primera vez que el jefe del Ejecutivo trata de reventar la idea de que si los populares vuelven las dramáticas cifras de desempleo -casi cinco millones de personas y más del 20% de la población activa- empezarán a dar la vuelta. Pero esta vez lo hizo con especial ahínco. «Rajoy nunca dice que el 70% del paro viene de la construcción, que empieza su escalada y su expansión tan negativa en 1996 y 1997, con las leyes liberalizadoras del suelo que nos han llevado a la burbuja», recriminó. El discurso de Zapatero tiene una laguna y es que él mismo se pasó años reconociendo a los 'populares' que le habían dejado una «buena herencia» económica y sólo tras sufrir en sus carnes el zarpazo de la crisis empezó a hablar de los problemas del modelo español de crecimiento. Un modelo del que ahora abomina y que atribuye casi en exclusiva al principal partido de la oposición, como si él sólo hubiera sido una víctima más del 'engaño'. «Ahora nos dicen que volvamos al modelo de 1996 ¿Pero es que no ha leído a ningún economista de este país? Eso era vivir a crédito, invertir sólo en suelo y en promociones inmobiliarias y tener la productividad más baja de la historia, que es la que tuvimos desde 1996 hasta 2004 ¡Pero si exportábamos más a Andorra que a China!», ironizó. La insistencia del presidente del Gobierno en este argumento no es casual. Después de que la semana pasada se autoeximiera de toda responsabilidad en la crisis y en el paro generado durante los últimos tres años, el presidente del PP le replicó que un gobernante con «cuajo» no puede echar la culpa de lo que ocurre a quien lleva siete años en la oposición e insistió en que lo único constatable es que cuando su partido ha estado en el gobierno España ha creado empleo, mientras que con los socialistas se ha destruido.

Tarea titánica

Convencer a los votantes socialistas de que el PSOE no ha hecho más que pagar los platos rotos que otros dejaron y construir sobre las ruinas que otros construyeron parece una tarea titánica. A juzgar por la afluencia a los mítines, el orgullo de ser socialista anda de capa caída. La campaña lleva sólo tres días en marcha, pero hasta ahora Zapatero -protagonista de un acto en León, el viernes, y otro en Gijón, este domingo- no ha conseguido completar aforos como solía, y eso que los escenarios se colocan de manera estratégica para esconder buena parte de las gradas tras los cortinones y dejarlas inservibles. El público asturiano, se mostró aún así entregado y receptivo. Más, desde luego que el castellano-leonés. Es la diferencia de pisar territorio hostil o estar en una tierra más o menos afín. El presidente del Gobierno logró congregar al fin a alrededor de 4.000 personas. Y aprovechó el escenario para apuntalar su argumento de que los socialistas, «como ocurrió en los años ochenta», sólo tratan de poner orden «con esfuerzo y sacrificios» para deshacer los entuertos de etapas anteriores.

Zapatero defendió así las reformas estructurales del mercado de trabajo, del sistema financiero, las inversiones en I+D+I y también los recortes del déficit. Y, sobre todo, no olvidó responde a Rajoy. «Tener cuajo es tener sentido de la responsabilidad y compromiso con el interés general -le dijo-; a mí me hubiera gustado ver eso por parte del PP en la crisis, que hubiera arrimado el hombro en lugar de poner zancadillas».