Guerra también de versiones

Ivannia Salazar REDACCIÓN/LA VOZ.

ESPAÑA

A falta del relato de la prensa, vetada por Marruecos, cada parte hace campaña con narraciones de los hechos contradictorias

18 nov 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

A pesar de que el conflicto del Sáhara Occidental nació hace 35 años, cuando dejó de ser una colonia española, la última explosión violenta se produjo el pasado 8 de noviembre. Desde el día 9 de octubre, unos 20.000 saharauis establecieron un campamento de jaimas a 12 kilómetros de El Aaiún para protestar por las condiciones en las que viven y pedir mejoras sociales (salud, educación, vivienda y trabajo). Hasta ahí, las versiones entre Marruecos, el Frente Polisario y las oenegés coinciden. Pero luego varían considerablemente. Y no hubo periodistas ahí para contar lo ocurrido.

Marruecos afirma que mientras las reivindicaciones de los saharauis estaban siendo aceptadas por el Gobierno de Rabat, el campamento fue tomado por un grupo rebelde formado por narcotraficantes, delincuentes, personas en busca y captura y otras que quisieron sacar ventaja política de los hechos. Estos habrían impedido la libre circulación dentro del campamento, empleando técnicas similares a las que usan los terroristas de Al Qaida, por lo que Rabat decidió intervenir, aunque, afirman, siempre bajo la legalidad y sin usar armas de fuego.

Esta versión es inaceptable para el Frente Polisario, que afirma que la protesta era pacífica y considera que fue Mohamed VI quien ordenó el desalojo por la fuerza para boicotear las negociaciones entre las dos partes, patrocinadas por la ONU, en Nueva York. Los activistas aseveran que desde el principio el campamento estuvo sitiado por el Ejército, que no permitía la entrada de agua ni de alimentos y que continuamente un helicóptero y una avioneta realizaban vuelos intimidatorios.

Para ellos, el objetivo de Marruecos es llevar a cabo una limpieza étnica. Sin embargo, sí reconocen que algunos saharauis respondieron de forma violenta a los soldados marroquíes, lanzando piedras y bombonas de gas, pero lo justifican como una respuesta normal y no comparable a la agresión sufrida por parte de Marruecos.

El Frente Polisario afirma que durante el desmantelamiento del campamento resultaron muertos 36 saharauis, otros 700 resultaron heridos y al menos 163 fueron detenidos. Los activistas pro saharauis de las oenegés que trabajan en la zona hablan de 100 muertos civiles, 4.500 heridos, 600 desaparecidos y más de 2.000 detenidos. El Gobierno marroquí, en cambio, solo reconoce la muerte de doce personas, diez de ellas agentes de sus propias fuerzas de seguridad, y dos saharauis, uno de ellos de nacionalidad española. El otro, dice, falleció por un problema respiratorio. Pero el Polisario explicó ayer que Marruecos ha entregado al menos cuatro cuerpos . Ciudadano español fallecido. Baby Hamday Buyema murió atropellado. Solo en eso coinciden las partes. Porque mientras el Gobierno de Rabat insiste en que fue un accidente, su familia, el Polisario y las oenegés manifiestan que tras bajarlo por la fuerza del autobús en el que viajaba, fue atropellado repetidas veces por un vehículo policial.