Zapatero se va de vacaciones aislado en el Congreso y más débil que nunca

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID/LA VOZ.

ESPAÑA

El total aislamiento parlamentario en el ?que ha quedado limita su capacidad de impulso legislativo

26 jul 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

«No estamos tan mal». Zapatero dejó el viernes esa frase para sus incondicionales antes de emprender sus vacaciones más amargas. Cuando en el año 2000 accedió a la secretaría general del PSOE, ese «no estamos tan mal» le sirvió para ganar a Bono por nueve votos y elevar la moral de una deprimida militancia socialista. Ahora, lo más que ha conseguido es que los ciudadanos piensen que si con más de cuatro millones de parados no estamos tan mal, las cosas pueden ser terroríficas si la situación empeora.

Puede que el país no esté tan mal. Pero Zapatero está desde luego más aislado y debilitado que nunca. Pese a su intento de que España se vaya a la playa con un mensaje positivo, es consciente de que si la vuelta de las vacaciones será dura para todos, para él será el momento más delicado de su vida política. La lista de deberes que se lleva el presidente es tan extensa que ha limitado a ocho días su período de relax. El más corto desde que llegó a la Moncloa. «Tiene que pensar muchas cosas», dicen en su entorno.

En efecto. El presidente no solo afronta el verano con el país sumido en una incierta crisis económica, sino también amenazado por una situación de total aislamiento parlamentario que limita su capacidad de impulso legislativo.

El debate de la nación y las votaciones de las propuestas de resolución de la pasada semana han dejado claro que el futuro de Zapatero ya no está en sus manos. Y que una vez perdida cualquier posibilidad de apoyo desde la izquierda tras el tijeretazo en el gasto social, su continuidad depende más de CiU y el PNV que de su propio grupo.

Los catalanes le han permitido aprobar las medidas de recorte en inversiones y prestaciones sociales y el techo de gasto, aunque fuera con el desprecio de su abstención. Un fracaso en cualquiera de las dos votaciones habría sido la antesala de la disolución de las Cortes. Y los vascos son su única esperanza para aprobar los Presupuestos. Con el anuncio de CiU de que no respaldará las cuentas públicas, el PNV es consciente del enorme valor que tienen para el PSOE sus seis votos en el Congreso. Y no se los va a vender baratos.

Los meses que van de septiembre a diciembre, cuando deben aprobarse los Presupuestos, se convertirán así en una cuenta atrás para Zapatero a la búsqueda de esos seis votos que, junto a los dos de Coalición Canaria, le permitirían eludir el fantasma de una inviable prórroga de los Presupuestos que le obligaría a adelantar las elecciones.