«Criminal, cruel, soberbia y un chantaje inadmisible a un país vecino que está haciendo todo por apoyar a Marruecos en los ámbitos político, económico y de seguridad». Así califica Jadad la actitud de Marruecos en este caso.
-¿A qué obedece?
-Marruecos se ha dado cuenta del fracaso de su intento de que la comunidad internacional avalara su plan de autonomía para el Sáhara Occidental y de que la población saharaui que vive en el territorio rechaza rotundamente la ocupación. Esto ha puesto nervioso al rey Mohamed, que envió a la cárcel a siete militantes de los derechos humanos y deportó a la señora Haidar. Sin olvidar el terror que impone en el territorio, la falta de libertad y la imposibilidad de expresarse y moverse libremente. A otros militantes les retiraron el pasaporte y no los dejaron viajar a España, incluida una mujer que perdió un ojo y tenía cita en Barcelona.
-La protesta de Haidar ha vuelto a poner en primer plano el olvidado problema del Sáhara.
-Lo que está padeciendo es parte del calvario del pueblo saharaui desde 1975. Por supuesto que hace recordar el drama y la necesidad imperiosa de llegar a una solución. Hay que parar los pies a Marruecos, ya se le ha dejado bastante tiempo para imponer su colonización, pero fracasó, y ha llegado el momento de trabajar, sobre todo España, en una solución pacífica y definitiva, en vez de hacer la vista gorda.