De Cospedal dice que ya están superadas las turbulencias internas en el PP

Magis Iglesias

ESPAÑA

Afirma que el partido tiene un gran presidente y es una alternativa de Gobierno responsable

14 nov 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

El PP intenta dejar atrás las broncas internas y los casos de corrupción que le afectan, pero mientras los dirigentes madrileños hacen esfuerzos por demostrar normalidad, los dirigentes populares no pueden disimular su preocupación ante la deriva del presidente valenciano, Francisco Camps. La presencia de Esperanza Aguirre, Ignacio González y Alberto Ruiz-Gallardón en la primera jornada de la convención nacional permitió a Dolores de Cospedal afirmar que el período de las turbulencias que vivió el PP ha pasado. Además, llamó al PP a dar ejemplo para superar el desencanto de los ciudadanos con la política.

La secretaria general abrió la cita con una alusión a los problemas que el partido padece con las broncas internas en Madrid, la crisis de Valencia y los coletazos de los casos de corrupción de la trama Gürtel. «Lo que había que superar se ha superado hace mucho tiempo», zanjó De Cospedal, y aseguró que todos los dirigentes se afanan ahora en la defensa del interés general y en consolidar una alternativa de Gobierno «valiente, honesta y responsable».

Aguirre acudió a la primera jornada de la convención anual acompañada de casi todo su Gobierno autonómico y se convirtió en una de las estrellas del evento circulando de puesto en puesto.

Su presencia y la de su mano derecha, Ignacio González, quería escenificar la vuelta a casa y un cierto mensaje de que acata la disciplina. Ambos compartieron protagonismo con el alcalde de la capital, que también acaparó buena parte del interés de los asistentes.

Profesión de fe

González, recién despojado por Gallardón y Rajoy de su condición de candidato a presidir Caja Madrid, fue el encargado de hacer la profesión de fe que la unidad interna precisaba, porque Aguirre y Gallardón guardaron silencio y se negaron a hacer cualquier consideración sobre sus diferencias en público. «Las heridas están cerradas», dijo González ante los micrófonos. «¡Pero cómo supuran!», dijo otro de los incondicionales de Aguirre en voz baja.

La número dos del PP hizo grandes elogios del líder del partido y dijo que «la lealtad y honestidad» están representadas por Mariano Rajoy, «un líder sensato, que no engaña a nadie y nunca miente». Además, replicó a las palabras que, en plena crisis interna, lanzó José María Aznar cuando reclamó «un partido, un proyecto y, si es posible, un líder». Ayer, De Cospedal afirmó que el PP tiene «un gran presidente, un gran proyecto y un gran partido». «Tenemos todo lo que necesitamos», añadió en ausencia de Aznar, que no asiste a la convención.

La dirigente popular se hizo eco en su discurso inaugural de los datos recientes del CIS que reflejan una creciente preocupación de los españoles por la situación política. «Los ciudadanos han perdido la confianza en la política», constató, y añadió que existe en la ciudadanía un cierto hartazgo ante el que «tenemos la responsabilidad de devolver la dignidad a la vida política española».

La convención nacional del PP fue diseñada para consolidar al partido como alternativa de poder, pero la nueva polémica provocada por la última intervención parlamentaria de Camps -cuando dijo que el portavoz socialista deseaba su muerte- impactó en la convocatoria y estuvo presente en todas las conversaciones.