Zapatero impone el cierre de filas por el malestar en el PSOE con su gestión

ESPAÑA

El presidente garantiza en el Congreso que la presión fiscal no superará la que se encontró en el 2004

17 sep 2009 . Actualizado a las 10:16 h.

Ni desconcierto, ni desánimo, ni malestar, ni críticas internas. Eso sí, preocupación ante la gravedad de la crisis. José Luis Rodríguez Zapatero, que atraviesa quizá el peor momento de sus cinco años de mandato, ha marcado la línea oficial para tratar de evitar que crezca el incipiente malestar interno por su gestión de la crisis. Varios dirigentes socialistas comparecieron ayer para cerrar filas y defender la posición oficial.

Para el portavoz en el Congreso, José Antonio Alonso, existe un «consenso unánime» sobre las recetas del Gobierno contra la crisis. El secretario de Organización, José Blanco, dijo que el PSOE está «muy animado» y su única preocupación es contribuir a la salida de la crisis. La secretaria de Política Internacional, Elena Valenciano, afirmó que no ha escuchado ninguna crítica en el seno del partido, aunque existe preocupación, porque sería absurdo que no la hubiera en una situación de crisis. La misma opinión expresó el ex vicepresidente Alfonso Guerra, que dijo no tener constancia de críticas internas.

Sin embargo, el portavoz de Economía en el Congreso, el veterano Francisco Fernández Marugán, se separó un tanto de la ortodoxia y aunque negó que haya malestar, admitió que «algunos compañeros» querrían «priorizar unas cosas antes que otras» en la política económica. En ese sentido, añadió que «siempre ha sido legítimo y bueno» que haya opiniones diferentes en un partido, aunque puntualizó que no se trata de discrepancias sobre asuntos «de fondo». Más contundente se mostraron representantes de Izquierda Socialista, que pedirán en el comité federal del sábado que se abra un debate interno en el PSOE sobre la subida de los impuestos. Esta corriente considera que hay que explicarlo con claridad a los ciudadanos, «con razones consistentes», para evitar la sensación de desconcierto.

El malestar interno en el PSOE se dirige más a la forma en que el Gobierno ha comunicado algunas medidas, sobre todo, la subida fiscal, pero también por la improvisación al anunciar medidas como la ayuda de los 420 euros a los parados sin cobertura.

Prueba de que la inquietud existe es que el propio Zapatero ha encomendado a los vicepresidentes Manuel Chaves y Elena Salgado que comparezcan los martes y jueves, respectivamente, para «hacer pedagogía» sobre las medidas gubernamentales, con especial atención a la subida impositiva.

Precisamente ayer, Mariano Rajoy volvió a la carga sobre este asunto en la sesión de control del Congreso. El líder del PP recordó a Zapatero que dijo que no subiría los impuestos y ahora anuncia la mayor subida de la democracia, lo acusó de cambiar continuamente de opinión y de improvisar. «Así es imposible» concluyó, y lo conminó a que diga de una vez qué impuestos va a sabir. El presidente contraatacó diciendo que al menos los socialistas «tenemos opiniones», pero las de Rajoy son «desconocidas». En todo caso, dijo que la presión fiscal, que es ahora del 32,8% del PIB no superará en ningún caso el 34,5% que se encontró cuando llegó al poder en el 2004. Pero en su respuesta a Josep Sánchez-Llibre (CiU) reconoció que «gobernar es tomar decisiones, unas veces más amables, otras exigen más compromiso y responsabilidad», como subir los impuestos.