Corrección de un error de diseño

ESPAÑA

Zapatero no supo prever la magnitud de la crisis y formó un Gobierno volcado en lo social y falto de liderazgo político, que refuerza ahora con pesos pesados del partido

07 abr 2009 . Actualizado a las 12:10 h.

«Era un buen Gobierno, pero no para estas circunstancias». Este análisis de un dirigente socialista refleja hasta qué punto es cierto que Zapatero no supo anticipar la magnitud del derrumbe económico que se avecinaba. En el PSOE reconocen que el Gobierno no se cambia porque haya fallado frente a la crisis, sino porque Zapatero no lo diseñó para esa misión.

Lo que viene no es una remodelación, sino un giro total en la forma de gobernar, en las prioridades y el reparto del gasto en un Gabinete al que le falta una semana para cumplir un año. Asumido el error, el presidente ha decidido que más vale corregirlo pronto que tarde. Estos son los motivos por los que el segundo Gobierno de Zapatero ha resultado fallido.

Liderazgo político. Zapatero rebajó notablemente el liderazgo político de los ministros, reforzando el modelo presidencialista. Solo Rubalcaba mantiene un perfil propio. El vacío en ese sentido es tal que, a pesar de la crisis, las incorporaciones hasta ahora conocidas tienen un perfil más de liderazgo político que de experiencia económica.

Doble fallo. Solbes ya dio muestras de agotamiento en el final de la legislatura pasada. Zapatero pudo relevarlo sin desdoro para él. Pero se empeñó en mantenerlo. Doble error. Por un lado, se dio la imagen de un ministro forzado a seguir. Por otro, Solbes gestionó bien la bonanza económica. Pero el cambio de escenario aconsejaba cambiar de director. Solbes acabó cerrado en sí mismo y sin diálogo con el resto del Gobierno.

Acento en lo social. El presidente diseñó un Gabinete volcado en lo social y marcado por la juventud. Ambas cosas se han demostrado erróneas. Con las arcas vacías no era posible mantener el ritmo de inversión en el área social, y varios ministerios se han quedado sin financiación y por tanto sin funciones. Y en época de zozobra, la confianza del ciudadano no la da la juventud, sino la veteranía y la experiencia, que es lo que va a incorporar ahora Zapatero.

Mala comunicación. Ha sido el mayor defecto de este Gobierno. Tenía poco margen, pero lo poco que ha hecho lo ha explicado muy mal. Además, se ha buscado enemigos hasta el punto de enfrentarse a medios tradicionalmente aliados con el PSOE. Basta ver lo mal que se ha gestionado esta crisis de Gobierno para comprobar que existía un grave problema de comunicación.

Capacidad de negociación. El Gobierno se enfrentaba a una legislatura en la que la capacidad de negociación sería clave. Tanto para formar una mayoría en el Congreso como para pactar un nuevo modelo de financiación autonómica. Zapatero sacrificó a Alonso, uno de sus mejores ministros, y le encomendó formar una mayoría estable en el Parlamento. Una labor en la que, por ahora, ha fracasado. Solbes resultó demasiado rígido para pactar un nuevo modelo con las autonomías, en especial con Cataluña. Chaves y Salgado, ambos con demostrada capacidad de negociación, se repartirán ahora esa tarea.

Coordinación. Otro de los mayores problemas. El ascendente de la vicepresidenta De la Vega en el Gabinete está agotado. Ha habido descoordinaciones graves entre Defensa y Exteriores; entre Industria y Ciencia e Innovación o entre Cultura y Exteriores. En esa misión resultará ahora clave la capacidad de José Blanco, que sigue acumulando poder. Como Guerra en su día, coordinará al partido y también al Gobierno.

Presencia internacional. La agenda inminente de Zapatero está volcada en la política internacional. Además, en el primer semestre del 2010 España asume la Presidencia de la UE. Zapatero estará más fuera que dentro de España. Era necesario delegar y apuntalar el Gobierno con pesos pesados capaces de asumir el mando en ausencia del jefe.

Elecciones europeas. Zapatero tenía previsto cambiar el Gobierno tras las elecciones europeas. Pero el deterioro del Ejecutivo ha sido tan rápido que sin el impulso de un relevo se corría el riesgo de una debacle electoral en junio. El resultado es que el presidente ha tenido que gastar anticipadamente esa bala. Ahora, un fracaso en esas elecciones borraría de un plumazo el impulso del nuevo Gobierno y Zapatero no tendría además capacidad de respuesta.