Jueces y juntas de tratamiento son menos generosos con los inmigrantes por la falta de arraigo

La Voz

ESPAÑA

15 jul 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Los técnicos justifican el alto porcentaje de encarcelados extranjeros, no solo porque se trata de un colectivo pobre (por eso emigra de su país) y en algunos casos ligado a la delincuencia, sino por la dificultad de muchos de estos inmigrantes presos para acceder al tercer grado (en el caso de penados) o a la libertad provisional (preventivos), al no poder justificar un arraigo familiar o social.

Los jueces y las juntas de tratamiento, a la hora de excarcelar a un interno antes de tiempo, quieren garantías de que el delincuente, aunque libre, estará a disposición de la Justicia.

Y tienen muy en cuenta que el recluso tenga un domicilio conocido y estable, una familia que esté en condiciones de mantenerlo, un entorno que pueda conseguirle un trabajo o recursos económicos para estar en libertad sin volver a delinquir. Son exigencias que, en la mayoría de los casos, no pueden cumplir los inmigrantes que acaban de llegar a España. En consecuencia, suelen cumplir un tiempo superior en prisión que sus compañeros nacionales.

El hecho de ser extranjero también condiciona en muchas ocasiones a jueces y responsables penitenciarios, que consideran que hay un mayor riesgo de fuga al tratarse de un ciudadano que es posible que no tenga raíces ni familia en España. Y el riesgo de fuga es uno de los motivos legales más comunes para decretar medidas cautelares como la prisión preventiva.