Jueces y juntas de tratamiento son menos generosos con los inmigrantes por la falta de arraigo
ESPAÑA
Los técnicos justifican el alto porcentaje de encarcelados extranjeros, no solo porque se trata de un colectivo pobre (por eso emigra de su país) y en algunos casos ligado a la delincuencia, sino por la dificultad de muchos de estos inmigrantes presos para acceder al tercer grado (en el caso de penados) o a la libertad provisional (preventivos), al no poder justificar un arraigo familiar o social.
Los jueces y las juntas de tratamiento, a la hora de excarcelar a un interno antes de tiempo, quieren garantías de que el delincuente, aunque libre, estará a disposición de la Justicia.
Y tienen muy en cuenta que el recluso tenga un domicilio conocido y estable, una familia que esté en condiciones de mantenerlo, un entorno que pueda conseguirle un trabajo o recursos económicos para estar en libertad sin volver a delinquir. Son exigencias que, en la mayoría de los casos, no pueden cumplir los inmigrantes que acaban de llegar a España. En consecuencia, suelen cumplir un tiempo superior en prisión que sus compañeros nacionales.
El hecho de ser extranjero también condiciona en muchas ocasiones a jueces y responsables penitenciarios, que consideran que hay un mayor riesgo de fuga al tratarse de un ciudadano que es posible que no tenga raíces ni familia en España. Y el riesgo de fuga es uno de los motivos legales más comunes para decretar medidas cautelares como la prisión preventiva.