Dirigentes del PP vasco afirman que la situación «se le ha ido de las manos» al presidente nacional

ESPAÑA

23 may 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

La salida de María San Gil no solo ha puesto contra las cuerdas a Mariano Rajoy, sino que ha fracturado en dos al PP vasco. Algunos dirigentes que le son afines consultados por Efe creen que el líder nacional no ha hecho nada para evitar una situación que «se le ha ido de las manos». Otros líderes la critican veladamente, porque no entienden una decisión que consideran escasamente justificada y fundamentada y muy perjudicial.

Los primeros consideran que la dirección de Madrid la ha «intentado lapidar» cuando su marcha no forma parte de una conspiración, sino que está en coherencia con sus principios. Estos dirigentes apoyan «cien por cien» la retirada de San Gil de la ponencia política del PP y consideran que el tiempo le ha dado la razón. Así lo demuestra, dicen, que Alberto Ruiz-Gallardón dijera ayer que para ganar las próximas elecciones generales hay que arrebatar al PSOE el voto de centroizquierda. Esto, dicen, solo hará que el PP pierda a sus votantes de centroderecha.

La que sí dio la cara con nombre y apellidos fue la portavoz del PP en las Juntas Generales de Guipúzcoa y alcaldesa de Lizarza, Regina Otaola, que denunció que ha habido «maniobras» para que se vaya San Gil, que resulta «molesta» para el cambio de rumbo que quiere llevar a cabo Rajoy, ya que «sigue con sus principios y defendiendo una trayectoria y un proyecto que el PP tenía muy claros». Otaola, que dijo la semana pasada que si San Gil abandonaba ella también lo haría, aseguró que se mantendrá en sus puestos al menos hasta el congreso de julio.

Discrepancias evidentes

Los que se oponen abiertamente al portazo de San Gil son cautos en sus críticas públicas, sabedores de que es un referente moral para los militantes populares. Pero sus discrepancias son evidentes. «No había ningún motivo para que María no siguiera siendo nuestra presidenta y nos siguiera liderando, como hubiéramos deseado». Esta declaración del presidente del PP de Álava, Alfonso Alonso, muestra la perplejidad que ha causado el portazo de María San Gil.

Alonso añadió que no comprende su marcha, ya que comparte «las mismas convicciones y el mismo proyecto» que el resto de los líderes de la formación. Sin embargo, Alonso, que se perfila como el nuevo hombre fuerte del partido en la comunidad, es partidario de una línea política más moderada ante el progresivo declive electoral y con la próxima cita con las urnas en el horizonte próximo.

San Gil sufrió un varapalo en la reunión de la junta directiva regional del lunes, ya que cosechó 32 abstenciones a su propuesta de adelantar el congreso del PP vasco, que salió adelante con solo 28 votos a favor y uno en contra. Una muestra inequívoca de la división que ha provocado. María San Gil consumó ayer su salida. Comunicó a los dirigentes del partido su decisión irrevocable de abandonar la presidencia y de dejar su escaño en el Parlamento vasco. Estuvieron en la reunión, celebrada en la sede central del PP en San Sebastián, los tres presidentes provinciales de Álava, Vizcaya y Guipúzcoa, Alfonso Alonso, Antonio Basagoiti y María José Usandizaga, respectivamente, y el secretario general del partido, Carmelo Barrio.

María San Gil trasladó a sus compañeros su disposición a «colaborar hasta el final» para reconducir la situación, por lo que aguantará en su cargo hasta el congreso de julio.

Los máximos dirigentes del PP vasco asistentes a la reunión, por su parte, se comprometieron a afrontar con orden y tranquilidad el relevo y a buscar los consensos necesarios para que el próximo congreso contribuya al fortalecimiento del partido.