Magdalena Álvarez es la primera ministra reprobada en la democracia

ESPAÑA

CiU, ERC e IU, que respaldaron la petición de cese en el Congreso, se abstuvieron ayer

19 dic 2007 . Actualizado a las 02:00 h.

Magdalena Álvarez se convirtió ayer en la primera ministra reprobada en las Cortes de toda la etapa democrática. Tras salvar in extremis , por la mínima y gracias a dos tránsfugas la petición de su cese en el Congreso solicitada por IU-ICV, la titular de Fomento no pudo evitar ayer que la moción presentada en el Senado por el PP con idéntico objetivo saliera adelante, aunque fuera solo con los votos de ese grupo parlamentario.

Finalmente, la ministra fue formalmente reprobada gracias a los 120 votos del PP frente a los 116 en contra que sumaron el PSOE, los senadores del PSC encuadrados en el grupo de la Entesa, el PNV, el senador del BNG Francisco Jorquera y otros dos miembros del Grupo Mixto y 14 abstenciones.

Tal y como habían adelantado, tanto CiU como ERC y ICV-EUiA, que apoyaron la reprobación en el Congreso, se abstuvieron ayer, lo mismo que hicieron Coalición Canaria y Eusko Alkartasuna.

«Dimisión, dimisión»

El PP se quedó por tanto solo, pero su mayoría bastó para imponerse. Tras anunciarse la votación, los senadores populares exigieron la destitución de Magdalena Álvarez con gritos de «dimisión, dimisión».

La moción aprobada ayer a solo dos meses y medio de las elecciones no tiene fuerza legal alguna y no obliga al presidente del Gobierno a relevar a la titular de Fomento que, al contrario de lo que ocurrió en el Congreso, evitó al menos ayer el mal trago de estar presente durante un debate en el que su labor fue duramente descalificada, no solo por el PP sino también por los partidos catalanes pese a que finalmente se abstuvieran en el momento de la votación.

CiU, ERC e ICV-EUiA consensuaron una estrategia común para que Álvarez fuera reprobada sin tener que sumar sus votos a la estrategia del PP. Para ello, presentaron una enmienda al texto inicial en la que exigían que los populares reconocieran que durante el Gobierno de Aznar hubo un grave déficit de inversión en Cataluña y también que retiraran el recurso contra el Estatuto de Cataluña que mantienen en el Tribunal Constitucional. Descartado de antemano, el PP defendió su moción, calcada de la que fue aprobada en el Parlamento catalán, y finalmente logró su objetivo.