Zapatero recibe al dictador que regaló un caballo a Aznar

ESPAÑA

Gadafi inicia mañana su visita a España, cuatro años después de que el actual presidente del Gobierno criticara su trayectoria

14 dic 2007 . Actualizado a las 14:02 h.

En septiembre del 2003 José María Aznar visitó a Muamar Gadafi en Trípoli, convirtiéndose en el primer líder occidental que lo hacía tras el fin de las sanciones impuestas por la ONU a Libia. El encuentro fue muy cordial, hasta el punto de que el dictador libio regaló a su invitado un caballo de raza árabe llamado El rayo del líder. El entonces presidente del Gobierno dijo que lo montaría «con sumo cuidado y mucho gusto». Por su parte, el líder de la oposición, José Luis Rodríguez Zapatero, se preguntó qué hubiera dicho el PP de él si hubiera ido a ver a un gobernante con semejante «trayectoria», al que comparó con Sadam Huseín.

Transcurridos algo más de cuatro años, Gadafi, reconvertido de terrorista y paria internacional en chico bueno que quiere llevarse bien con Occidente, visita España a partir de mañana tras pasar por Francia. Llegará el sábado a Sevilla, donde se reunirá con los jornaleros del izquierdista Sindicato de Obreros del Campo. Estará dos días en Andalucía, de forma privada, y luego recalará otros dos en Madrid, con carácter oficial. La agenda incluye encuentros con Zapatero, el Rey y un selecto grupo de empresarios interesados en invertir en un país en claro auge gracias al maná de los petrodólares.

Gadafi, de 65 años, acudirá rodeado de un espectacular séquito de 300 personas y su inacabable limusina blanca, e instalará su jaima, que siempre lleva consigo en sus viajes oficiales, en los jardines del palacio del Pardo. De visita en Francia, el guía supremo de la Gran Jamahiriya Árabe, Popular y Socialista ha colocado su tienda de campaña típica de los beduinos en pleno centro de París, rodeado por un grupo de 30 fieles amazonas de la Academia Militar de Trípoli que lo siguen a todas partes y que el tabloide británico Daily Mail dice que «son todas supuestamente vírgenes».

En el país vecino ha firmado contratos por valor de 10.000 millones de euros. Pero su presencia ha provocado las airadas protestas de la oposición socialista y centrista y de los grupos de derechos humanos. El diario Libération explicaba la visita con clarividencia: «Silencio: estamos vendiendo». Sarkozy justifica el viaje porque Gadafi ha renunciado a las armas nucleares y al terrorismo, pero Ségolène Royal replica que «avalar el uso del terrorismo, el sistema de torturas y desapariciones no es digno de Francia».

El dictador, que lleva 38 años en el poder, se ha permitido el lujo de desafiar en París a los países europeos, echándoles en cara que no respetan los derechos humanos de los «hermanos africanos inmigrantes». Sin embargo, pese a una tímida apertura, las organizaciones humanitarias denuncian a la dictadura libia. Human Rights Watch estima que hay decenas de presos políticos y pone sobre la mesa el caso de cinco desaparecidos con nombres y apellidos, aunque dice que puede haber cientos.