Juzgan, 28 años después, al asesino de un taxista gallego

Andrés Losada REDACCIÓN

ESPAÑA

Crónica | Crimen de los Comandos Anticapitalistas Amancio Barreiro fue asesinado en los «años de plomo» del terrorismo. Mañana será juzgado en la Audiencia Nacional uno de los dos etarras que le dispararon en 1978

25 jun 2006 . Actualizado a las 07:00 h.

Era mecánico de profesión. Amancio Barreiro Gens había nacido en Cordeiro de Vilar, una aldea del concello de Pontecesures (Pontevedra), y sus primeros años como profesional los pasó siempre en lugares próximos al pueblo, como Cedonosa, en Catoira. Después de tres años trabajando en Finanzauto, en A Coruña, se marchó a la sucursal de esta empresa en San Sebastián. En la capital guipuzcoana se casó con Mercedes Vázquez, nacida de padres gallegos en el País Vasco. Sus hermanos regentaban una empresa de automóviles de «gran turismo» y pidieron a Amancio que trabajara para ellos. Desde entonces hacía largos viajes como conductor, sobre todo a Ribeira y Vilagarcía, adonde solía transportar a marineros de la zona en vacaciones. Quince días antes de su asesinato había estado en su casa de Cordeiro y su padre le había dicho: «Vente para aquí, no quiero verte allá, esto no es vida». Eran los años de plomo del terrorismo -en 1978 ETA mató a 69 personas- y de la inestabilidad política y económica, y en las calles vascas las barricadas ardiendo eran moneda diaria. Amancio tenía dos hijos, de 10 y 8 años. Por aquel entonces, el presunto etarra Antonio María Celaya Otaño, en compañía de los ya condenados José Angel Cincunegui y Jesús María Larzábal, integraba el talde Iparraguirre de los llamados Comandos Autónomos Anticapitalistas. Celaya y Larzábal decidieron dar muerte al taxista, a quien consideraban un confidente policial, para lo cual el 2 de septiembre de ese año Cincunegui trasladó a sus dos compañeros desde Azpeitia hasta Pasajes de San Pedro, donde éstos, provistos de pistolas, llegaron a una parada de taxis. Tras esperar a que la víctima estuviera sola, subieron al coche y le pidieron que les llevara a Usúrbil, donde le hicieron detener el vehículo, le pidieron la cartera y, tras comprobar por el DNI que era la persona que buscaban y sin que éste tuviera «la más mínima oportunidad de defenderse, dispararon contra el taxista no menos de tres veces (dos contra la cabeza) causándole la muerte inmediata». Así lo relata el fiscal en el escrito de conclusiones que mañana presentará en el juicio en la Audiencia Nacional contra Celaya, para el que pide 26 años de cárcel. Después, los terroristas se apoderaron del taxi y la cartera y abandonaron el vehículo. Celaya redactó un comunicado reivindicando el crimen, manuscrito que fue posteriormente encontrado por la Policía. El cuerpo de Amancio fue encontrado a un kilómetro de la carretera nacional, a la altura de la localidad de Aguinaga, en dirección a unos caseríos. Su padre relataba a La Voz al día siguiente: «He pensado mucho en ello y no creo que haya sido la ETA. Mi hijo no se metía en esas cosas. Pienso en un robo o en un atraco... ¡Cualquiera sabe!». Han pasado 28 años. EN PORTADA. La noticia del asesinato de Amancio Barreiro causó gran impresión en Galicia. La Voz publicó al día siguiente del atentado la imagen del cadáver del taxista en el lugar en que fue abandonado (izquierda)