El modelo austríaco, que estaba incluido en la reforma laboral del PSOE y cuya puesta en marcha se descartó luego porque el coste económico era inasumible, ha vuelto a la actualidad de la mano de Cándido Méndez. El secretario general de UGT planteó, en declaraciones a RNE, suprimir las subvenciones a la contratación y emplearlas para abonar parte de las indemnizaciones por despido, de modo que se aligeraría el coste para los empresarios.
Precisamente, Rosell aseguraba paralelamente que a los «empresarios no les gustan las bonificaciones» para contratar y que, si por él fuera, los 3.000 millones anuales que se destinan a ello «podrían quitarse mañana por la mañana».
Toxo, por su parte, se mostró a favor de mantener estas bonificaciones solo en casos concretos (discapacitados o víctimas de violencia doméstica), aunque recordó que están «comprometidas» ya para los próximos cuatro años, lo que retrasaría la aplicación de la nueva propuesta, que sin embargo aplaudió. «Es una discusión que merece la pena y que podría ser una posibilidad», dijo el responsable de Comisiones, aunque recordó que, según un estudio realizado por el sindicato, aplicar el modelo austríaco exigiría elevar dos puntos las cotizaciones de los empresarios, algo complicado en la actualidad.
Contención salarial
Junto con los polémicos miniempleos, la otra cuestión que promete ser conflictiva es la relativa a la moderación salarial incluida en el marco de la negociación colectiva. Desde CC.OO. lo dejaron claro ayer: las centrales sindicales están dispuestas a negociar esa contención si, a la vez que se llega a esa moderación de las rentas salariales, se rebajan también los precios básicos (energía, transporte, vivienda...) y se reinvierten los beneficios empresariales. Pero la CEOE es radicalmente contraria a cualquier tipo de control de precios.
La reorganización de los puentes festivos es, igualmente, otro de los asuntos a abordar.