Bruselas propone prohibir que su flota corte la aleta al tiburón

espe abuín REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

La restricción afectaría casi en exclusiva a barcos gallegos y portugueses

23 nov 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Fin es aleta en inglés. Y finning, la práctica de cercenar la aleta del tiburón, alijarla y tirar por la borda el resto del ejemplar que se captura. Ni que decir tiene que la moda de lo asiático que impregna desde la gastronomía hasta la industria farmacéutica ha provocado que esta sea una praxis en apogeo, hasta el punto de que algunas especies de tiburones están seriamente amenazadas. Tanto, como la Comisión Europea preocupada.

Ese desasosiego por las poblaciones de escualos es lo que llevó a Bruselas a intentar en la cumbre de la ICCAT (Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico, organización en la que se regula la pesquería de túnidos y tiburones) que se aprobase la prohibición de cortar las aletas de tiburón a bordo del barco, un empeño en el que contaba con el apoyo de Brasil y de Estados Unidos. Claro que ya se encargaron China y Japón desde el minuto uno de desactivar el debate, con tanto éxito que en los diez días de cumbre (acabó el viernes) no volvió a hablarse del asunto.

Pero lo que no consiguió a nivel internacional, lo intenta ahora dentro de sus fronteras. El lunes, solo dos días después de cerrarse el foro anual, Bruselas propuso prohibir, sin excepción alguna, cortar la aleta al escualo y obligar a desembarcar el cuerpo del tiburón entero, tronco y aleta juntos, aún unidos. Como mucho, autoriza a practicar un pequeño corte que permita doblar la extremidad e introducirla en el ejemplar abierto en canal.

Esa es la fórmula de la comisaria Maria Damanaki para atajar el finning. Solo que esa medida solo afectaría a las embarcaciones que faenan en aguas de la UE y a aquellas que operan en aguas internacionales con bandera de algún Estado miembro, que llevado al censo de la flota pesquera operativa se traduce en barcos españoles (prácticamente gallegos en exclusiva) y portugueses, justo aquellos que aseguran no practicar el finning porque tienen mercado tanto para la aleta como para el cuerpo del tiburón.

Ahora bien, esas plazas no están en la misma latitud y obligar a desembarcar en un mismo punto causará serios trastornos a la flota gallega, que rechaza la medida.