«Una prenda que hago por siete euros se vende en la tienda a 200»

A. nespereira OURENSE / LA VOZ

ECONOMÍA

Las marcas presionan para que se confeccione más barato

01 may 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

en directo el entorno empresarial

Argimiro Rodríguez abrió su taller en Pereiro de Aguiar (Ourense) en 1988 y llegó a tener catorce tiendas propias. Ahora, con un mohín de lamento señala: «Antes facía 20.000 traxes ao ano e agora coso por encargo». Se gastó 480.000 euros en indemnizaciones a los trabajadores que tuvo que despedir. Está seguro de que el sector nunca recuperará el esplendor de otros tiempos.

Comentarios similares se escuchan en otros lugares de Galicia. Isidro Villar, de la cooperativa lalinense Punto Sandra, no se queja del trabajo, pero sí de la rentabilidad. «Llegamos a cobrar el minuto de trabajo a 18 céntimos, y ahora, a doce», lamenta. Denuncia que las empresas receptoras del producto final presionan cada vez más para que bajen los precios. «Y eso que nosotros hacemos un jersey, que sale entre cinco y siete euros, y en la tienda está a cien», dice.

Márgenes

Ana García, propietaria de la empresa Aneska, en Ourense, también asume un discurso similar: «Una prenda que yo hago por siete euros la vi en la tienda el otro día a 200, y aún así no están conformes». Nieves Río, que cose en Melide, también tiene que hacer un abrigo por nueve euros para que la marca lo venda «por máis de cen».

Los empresarios y autónomos que van quedando en Galicia, si miran atrás es para añorar tiempos mejores, y si miran adelante, solo ven nubarrones. «No sé si tendré que bajar la persiana», dice Ana García. En todo caso, más allá del lamento y de buscar un enemigo externo, sí reconocen que al sector le falta unidad y un proyecto en común, «pero para eso tiene que haber generosidad entre nosotros», comenta Ana.

¿Y qué esperan de la Administración? «Antes te escuchaban, ahora no te hacen ni caso», apostilla, mientras Isidro Villar, desde Lalín, comenta con cierta sorna: «Tengo entendido que hay ayudas institucionales y también creo haber escuchado que los bancos te dan créditos». Los empresarios, en fin, quieren seguir manteniendo su lucha. Eso sí, no están dispuestos «a coser al precio de China».