Alemania tiene 429 cajas de ahorros con 40 millones de cuentas corrientes

Úrsula moreno BERLÍN / CORRESPONSAL

ECONOMÍA

Las «sparkassen» disponen de 22.000 sucursales y concentran el 35% del negocio bancario

20 mar 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Las sparkassen o cajas de ahorros alemanas pueden presumir de arcas saneadas. Las 429 que existen en la actualidad en el país registraron en el 2010 beneficios por valor de 4.500 millones de euros antes de impuestos, es decir, 700 millones más que en el ejercicio anterior. Las ganancias después de impuestos se incrementaron de 1.500 a 2.100 millones. Así lo daba a conocer esta semana el presidente de la Asociación de Cajas de Ahorros alemanas (DSGV), Heinrich Haasis.

Y sin embargo no es oro todo lo que reluce. Para Siegfried Jaschinski, que presidió la Federación Alemana de Bancos Públicos (VÖB) entre el 2007 y el 2009, las cajas de ahorros alemanas funcionan bien, pero padecen problemas estructurales, que han pasado desapercibidos gracias a la crisis. «La presión para que las cajas se fusionen volverá a aumentar», explica el banquero en una entrevista con La Voz.

«En Alemania hay grandes empresas y pocos bancos con gran capital. Si llega una nueva crisis, con una sequía de capital, las grandes instituciones financieras no dispondrán de medios para conceder créditos, porque la mayoría del dinero está concentrado en las cajas y bancos públicos», apunta el hoy director del Main First Bank, y autor de Das deutsche Finanzsystem (El sistema financiero alemán), que acaba de salir esta semana a las librerías. Jaschinski ve en los bancos «el talón de Aquiles de la economía germana».

El primer pilar

Con una cuota del 35% del sector financiero nacional, las sparkassen constituyen el primer pilar bancario del país, con más de 22.000 sucursales y 40 millones de cuentas corrientes. El 71% de los tres millones de pymes alemanas mantienen relaciones comerciales con una sparkasse. Según un informe del Grupo Financiero de Cajas de Ahorros de Alemania, habría un total de 80 millones de cuentas de ahorro abiertas en esas entidades, casi una por habitante.

«Han sabido capitalizar bien la tradición de ahorro en Alemania», explica Jaschinski. «En España la cuota de las cajas es mucho menor», añade.

Su éxito radica en la gestión local en cooperación con los gobiernos regionales. La mayoría son propiedad de corporaciones regionales o locales, y entre sus objetivos principales no figura la obtención de beneficios. Excepto siete sparkassen en el norte del país, que no están bajo control gubernamental, el resto son entes públicos.

Se las conoce vulgarmente como «bancos de los pobres» porque se fundaron en el siglo XIX para garantizar a las clases más desfavorecidas la posibilidad de «ahorrar» de cara a la vejez o a una enfermedad. Hoy funcionan como bancos normales, que prestan todo tipo de servicios financieros convencionales. No obstante, y a diferencia de las cajas españolas, «en Alemania cuentan con más capital de clientes privados».

«En España pidieron y concedieron demasiados créditos para participar del bum inmobiliario», critica Jaschinski. «Con una excepción: La Caixa», añade el que fue director del banco regional de Baden-Württemberg, antes de que las pérdidas multimillonarias lo obligaran a dejar el cargo.

No hay alternativa

El historiador de 56 años, que preside ahora una entidad mucho más modesta, pasa factura al sistema bancario en El sistema financiero alemán.

A la pregunta de si en España se está haciendo bien en privatizar las cajas, responde que «no existe otra alternativa». «Las cajas tienen que reducir sus costes y sobre todo acabar con la monocultura, diversificando el sector. No puede ser que el 60% de la actividad se concentre en el sector inmobiliario», resume refiriéndose a España. «Desde el año 2000 las cajas españolas han estado demasiado volcadas en el crédito inmobiliario», añade.

Nada que ver con las sparkassen en Alemania. La primera fue fundada en 1778 en Hamburgo, pero su auge comenzó a principios del XIX con el mandato público de asegurar que existieran servicios financieros para toda la población.

Sus objetivos declarados eran entonces promocionar el ahorro y la planificación financiera de personas de bajos recursos, combatir la pobreza en el campo y conceder microcréditos, especialmente para la vivienda y para proyectos productivos. En 1838 se aprobó la primera ley para las cajas de ahorros, y en el 1900 ya existían 2.685 sparkassen. En 1934 se integraron en la supervisión por parte de las autoridades bancarias, y en 1990, con el tratado de reunificación, se procedió la titánica tarea de unificar las cajas de ambas partes del país.

Durante las últimas dos décadas se han vivido muchas fusiones. La última fue anunciada la semana pasada, y consiste en la adquisición por parte de la red Sparkassen de Dekabank, de la que la primera entidad ya participa en un 50% (funciona como una caja central que maneja fondos de inversión). Si en el 2007 Sparkassen se hizo con el Banco Regional de Berlín, la absorción de la Dekabank, «sería el objetivo para 2011», explicó Heinrich Haasis la semana pasada.

Doble supervisión

Las cajas de ahorros están sometidas a una doble supervisión, la legislación bancaria y la autoridad bancaria BAFin, como el resto de las instituciones financieras. Pero también están sujetas a la legislación de las cajas de ahorros y a la autoridad estatal correspondiente.

El logotipo de Sparkassen está omnipresente, en cada pequeña localidad alemana hay una filial, aunque según expertos como Jaschinski «el precio es demasiado alto; basta con ver el coche que conduce el director de esa filial», concluye.