La productividad como excusa para bajar el sueldo de los españoles

ECONOMÍA

La propuesta, en apariencia inocua y hasta positiva, esconde un objetivo perverso: reducir los salarios de los trabajadores españoles.

15 mar 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Las referencias a la productividad han sido y son una constante en todos los acuerdos sobre negociación colectiva firmados por la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) y los sindicatos españoles en las últimas décadas. Por eso, formalmente, la propuesta de Merkel, reformulada por Zapatero de alinear salarios y productividad, no aportaría nada nuevo. Solo formalmente, porque en realidad esa propuesta en apariencia inocua y hasta positiva, esconde un objetivo perverso: reducir los salarios de los trabajadores españoles.

En nuestro modelo de negociación colectiva actual, los incrementos salariales tienen una doble referencia. La primera es la del IPC para lograr que los salarios crezcan, al menos, lo mismo que la inflación para mantener el poder adquisitivo de los salarios. La segunda es la productividad, de tal forma que cuando la situación del sector o de la empresa que negocia el convenio lo permite, los salarios crecen por encima del IPC, y generarn así un incremento real del poder adquisitivo de los asalariados.

Este modelo con doble referencia, IPC más una parte de las mejoras de productividad, ha tenido unos resultados relativamente satisfactorios tanto para las empresas como para los trabajadores en las últimas décadas. Las empresas han tenido una moderación en sus costes laborales que ha sido compatible con un ligero incremento en términos reales de los salarios. Tal vez por eso la iniciativa para modificar la forma de negociar los salarios no nace ni de la patronal ni de los sindicatos. Por el contrario aparece como una imposición inaceptable de instancias que no tienen entre sus responsabilidades la de negociar convenios colectivos.

Destrozo en las rentas

Porque la propuesta de Merkel, que puede ser viable en Alemania, provocaría un grave destrozo en las rentas salariales españolas, para agravar de paso nuestra crisis de crecimiento y por lo tanto empeorando, todavía más, nuestros problemas de empleo. Para decirlo con una cifra, si entre 1994 y el 2007, la fase más expansiva de la economía española en décadas, se olvidara la referencia al IPC y se aplicara de forma exclusiva el incremento de la productividad, los salarios de los trabajadores españoles habrían perdido cerca del 40% de su poder adquisitivo.

Modelo equilibrado

Nuestro modelo de negociación salarial ha ido relativamente equilibrado porque se sostenía en las dos patas, IPC y productividad. Si se le corta una de ellas inevitablemente se desequilibra. Si Merkel planteara que el crecimiento real de los salarios, esto es el incremento después de descontarles la inflación, fuera igual al de la productividad no habría ningún problema. Pero la propuesta es que los salarios solo crezcan lo mismo que la productividad. Para explicarlo mejor. En el 2008 la productividad creció el 1,4% pero el IPC medio anual lo hizo el 4,1%. Si los salarios solo crecieran lo mismo que la productividad habrían perdido casi tres puntos de poder adquisitivo. En realidad, que nadie se engañe, este es el objetivo real de la propuesta: reducir los salarios provocando un aumento del excedente empresarial, consiguiendo así una redistribución de la renta a favor del capital. Esto es, esconder la vieja receta del neoliberalismo vestida bajo un concepto en apariencia positivo como es la productividad.

Manuel Lago es economista

La idea de Merkel provocaría en España un grave destrozo en las rentas salariales

Sin el IPC, los sueldos habrían perdido un 40% de poder de compra de 1994 al 2007

El objetivo real de la propuesta es aumentar el excedente empresarial