Industria propone que los usuarios negocien a partir de julio la tarifa que pagan por luz y gas

M. J. Alegre MADRID/COLPISA.

ECONOMÍA

En la práctica, el cambio implica la elección obligada de proveedor y, sobre el papel, supondría rebajas de precios

09 dic 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Unos 18 millones de consumidores domésticos de electricidad, incluidos pequeños comercios, y casi 2 millones de hogares usuarios de gas tendrán que negociar los precios que pagan por el suministro desde mediados del próximo año si prospera la iniciativa del Ministerio de Industria.

Su plan de acción 2011-2015 incluye la liberalización de este mercado a la mayoría de los clientes a partir del próximo 1 de julio. En la práctica, el cambio implica la elección obligada de proveedor y, sobre el papel, supondría rebajas de precios desde el momento en que las comercializadoras han de conquistar al consumidor con ofertas competitivas y, en buen número de casos, con una opción combinada de suministros de gas y electricidad. Los consumidores se temen lo peor, y apuntan que acelerar los planes puede encarecer la luz, de una sola tacada, en torno al 20%.

El presidente del Gobierno apuntó la idea de acelerar el calendario de la liberalización energética en su comparecencia del 18 de noviembre, como un elemento más de la agenda reformista, pero no concretó la fecha. La subcomisión del Congreso que persiguió sin mucho éxito alcanzar un pacto sobre política energética aconsejaba, hace apenas dos semanas, «profundizar en la liberalización gradual del suministro de energía eléctrica» desde ahora hasta el 2013, de manera que, ya en esta última fecha, el recurso a la tarifa quedara reservado, excepcionalmente, a consumidores necesitados de protección social.

Una pesada herencia

¿Saldrían más baratos o más caros, a partir de julio, los recibos domésticos de la luz y del gas en el mercado libre? Asociaciones de consumidores como Ceaccu piensan que las empresas del sector opten por cobrar directamente los desfases entre costes e ingresos, y no descartan que sus propuestas se hagan a partir de alzas en torno al 20%.

Solo podría darse una rebaja si la competencia sacrificara márgenes, pero el terreno parece poco propicio. La oferta estará lastrada por el déficit de tarifa y por el elevado coste que durante años de implantación va a suponer el desarrollo de las tecnologías renovables.