La presión por la crisis de la deuda se extiende por la zona euro

M. J. Alegre

ECONOMÍA

El tipo de interés del bono español a diez años supera el 5%, aunque las principales Bolsas europeas cierran en positivo.

24 nov 2010 . Actualizado a las 21:57 h.

La tormenta de la deuda se propaga por la zona euro y el castigo que supone para la confianza en la moneda única enciende la polémica entre la canciller alemana Angela Merkel y el todopoderoso Banco Central Europeo. En una jornada en la que coincidieron el anuncio de un severo plan de ahorro en Irlanda con el seguimiento masivo de la huelga general convocada en Portugal contra el programa de ajuste, la solvencia de España volvió a sufrir nuevos y duros ataques especuladores. El interés del bono a diez años llegó a superar el 5%, su nivel máximo desde la crisis de 2002, y el diferencial con el título alemán del mismo plazo marcó un nuevo techo en torno a los 250 puntos básicos. Las presiones se aliviaron ligeramente a lo largo de la jornada, de manera que la prima de riesgo se movió ligeramente a la baja hasta los 235 puntos básicos y la Bolsa se tomó un respiro.

Los principales parqués europeos se recuperaron el miércoles tras dos días de desplome y cerraron en alza, incluido el Ibex-35, que recuperó un 0,52%, hasta situarse en los 9.742,60 puntos. Fue el repunte más moderado, porque en Londres, el índice Footsie 100 registró un alza de 1,36%, el Dax de los 30 principales valores de la bolsa de Fráncfort subió 1,77% y el mercado de París ganó un 0,62% hasta tocar los 3.747,61 puntos.

Desde el Gobierno español se han empezado a diluir las culpas, al tiempo que se insiste en el firme compromiso del Ejecutivo de Zapatero de asumir los planes de ajuste presupuestario y de sacar adelante las reformas esenciales. La vicepresidenta Elena Salgado expresó su firme convicción de que el ataque de los especuladores está dirigido contra el euro, no contra España, mientras el ministro de la Presidencia, Ramón Jáuregui, dio a entender que «España lleva y llevará adelante un control riguroso de sus cuentas» y no caerá en la tentación de eludir los cambios anunciados en el sistema de pensiones, entre otros. Si el Banco de España exige celeridad, los miembros del Gabinete le responden dándole seguridades de que la reforma llegará a buen puerto, «incluso sin acuerdo».

Jáuregui añadió que no habrá un plan B, porque en la agenda del Ejecutivo están las transformaciones necesarias. Según su opinión, no exenta de optimismo, la comunidad internacional y los analistas financieros «saben que España está llevando a cabo un proceso riguroso de saneamiento de sus cuentas, un control transparente del déficit y un desarrollo de las reformas».

Salgado, por su parte, insistió en las profundas diferencias existentes entre Irlanda y España. En una entrevista con 'Punto Radio' evocó la fortaleza de las entidades de crédito españolas, frente al masivo rescate del sector financiero que ha tenido que llevar a cabo el Gobierno del Eire.

Menos positivos, y sin entrar en ningún tipo de matices, ni diferenciar las características de cada país con problemas -en Irlanda, el hundimiento de su sistema financiero; en España, el abultado déficit exterior, el endeudamiento privado y la alta tasa de paro- muchos expertos hacen de España un punto y aparte porque la consideran una economía «demasiado grande para caer». Para salvar de la quiebra a Grecia, la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) tuvieron que desembolsar 110.000 millones de euros. Para Irlanda, el plan de rescate costará unos 85.000 millones. El caso español es de otra dimensión: «Costaría hasta 500.000 millones de euros», estimó esta semana la presidenta de la compañía consultora MRL Corporation, Cornelia Meyer, en declaraciones al canal norteamericano CNBC.

La única comparación aceptable es la que muestran los grandes números. «España es el 12% de la economía de la Eurozona, mientras que la suma de Irlanda, Portugal y Grecia es el 6%», recordó a la agencia AFP el economista Rafael Pampillón, de IE Business School del Instituto de Empresa. Para Fernando Hernández, responsable de gestión en el banco Inversis, «si España tuviera que pedir una ayuda en torno de 450.000 millones, el euro sufriría y cabría la posibilidad de que hubiera algun tipo de separación» dentro del espacio de la moneda única, aunque este escenario «es una probabilidad extremamente baja».

Leña al euro

La canciller alemana, Angela Merkel, ha advertido que la zona euro se encuentra en una situación «extremadamente seria».

Y en un debate en el Parlamento alemán, en su defensa de los presupuestos del Estado para 2011, echó en cara a su antecesor, el socialdemócrata Gerhard Schroder, haber facilitado a países como Grecia el acceso a la moneda única pese a los dudosos datos económicos. Sus declaraciones profundizaron el malestar que ya han manifestado los responsables de varios bancos centrales europeos tras las palabras del ministro germano de Finanzas, Wolfgang Schauble, quien advirtió de que el futuro de la zona euro estaba en juego por el rescate de Irlanda.

Llueve sobre mojado. Diversos miembros del Banco Central Europeo, el gobernador del Banco de España entre ellos, han criticado a Alemania por plantear a destiempo, y en plena tormenta de los mercados, que un futuro 'rescate' de un país socio del euro se lleve a cabo con participación de fondos privados, mediante una quita en los derechos de los acreedores, que serán básicamente los bancos compradores de deuda. El presidente del Banco Central de Austria y miembro del consejo de gobierno del BCE hizo pública su «irritación» por las afirmaciones de Merkel sobre los riesgos que corre el euro.

También la Comisión Europea defendió que el euro es una moneda «sólida» y que su futuro no está en peligro. «Como dijo hace unos días de forma muy clara el comisario Rehn, no se trata del futuro del euro. El euro es una moneda estable y sólida», afirmó el portavoz del titular europeo de Asuntos Económicos. Olli Rehn llamó la semana pasada a no caer en el «alarmismo» ante la crisis irlandesa, estimando, que «no es una cuestión de supervivencia del euro, sino un problema muy grave del sistema bancario irlandés».