«El pánico desatado en el Gobierno ha provocado un giro brutal en su política económica»

Elisa García MADRID/COLPISA.

ECONOMÍA

El dirigente sindical afirma que tienen que «llegar al tuétano de los centros de trabajo» ante la próxima huelga

05 jul 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

La autonomía de UGT frente al PSOE no está en juego. Su secretario general, Cándido Méndez (Badajoz 1952), socialista de toda la vida, lamenta que el presidente del Gobierno tenga en contra a gran parte de la sociedad, pero el sindicato no podía quedarse impasible ante unas medidas que traerán más desempleo y más pobreza a los ciudadanos con las rentas más bajas. Así, UGT ha convocado una huelga general, junto con CC.?OO., para el 29 de septiembre contra el Gobierno, también socialista. Para Méndez será su segunda protesta contundente en los 16 años que lleva ocupando el máximo sillón de la UGT. La primera huelga general que convocó fue en el 2002 contra uno de los Gobiernos de Aznar, precisamente por otra reforma laboral impuesta.

-¿Se siente decepcionado por el Gobierno socialista?

-Francamente sí. Creo que las decisiones adoptadas últimamente son injustas y profundamente equivocadas. Provocarán más paro y retrasarán la recuperación de la economía. El Gobierno ha reconocido que son medidas para tranquilizar a los mercados financieros. Con ellas se ha perdido la confianza de gran parte de la sociedad y no ha obtenido el respeto para la economía española.

-¿Qué ha ocurrido?

-El pánico desatado en el Gobierno y en la Unión Europea ha provocado un giro brusco, brutal y fundamental en la política económica del Ejecutivo.

-La nueva política sociolaboral y el abandono de determinados principios pueden hacer salir a Rodríguez Zapatero de la Moncloa.

-No he hecho ningún análisis, pero creo que no tiene por qué. Si eso se interpreta en un escenario de sustitución del actual presidente por la mayoría del partido socialista ni lo veo ni lo concibo. Luego, serán los ciudadanos los que tendrán la última palabra sobre si se produce un cambio en la Moncloa.

-¿Existe enfrentamiento sindicato-partido en la familia socialista?

-Lo que existe es discrepancia entre las políticas del Gobierno y las posiciones del sindicato. Al final el Gobierno ha asumido que hay que adaptarse a las circunstancias que imponen otros (mercados financieros) aunque no estén las decisiones que se derivan de esas circunstancias en concordancia con lo que defiende el sindicato, pero UGT va a defender sus convicciones.

-¿Qué diferencia hay entre este momento y el de las desavenencias con el Gobierno de Felipe González?

-Francamente son notables. La primera es que todos hemos aprendido y ganado en serenidad. La autonomía e independencia de la UGT es un elemento respetado y respetable que está fuera de toda discusión. Otra diferencia es que estamos en una crisis económica brutal sin precedentes y la huelga general del 14 de diciembre de 1988 se llevó a cabo en una etapa de crecimiento económico en la que discutíamos cómo se repartían los frutos del crecimiento. Otro elemento real es el hecho de que entonces la derecha no tenía expresión política consolidada y el Gobierno de Felipe González gozaba de mayoría absoluta.

-¿Existe una campaña orquestada contra los sindicatos UGT y Comisiones Obreras?

-Nunca he tenido la tentación de buscar conspiraciones. Sin embargo creo que hay un ataque contra el movimiento sindical confederado y de clase, porque somos un obstáculo para conseguir la desregulación de todos los mercados (laboral, sanidad, educación, pensiones públicas, etcétera) que no sean el financiero. Existe una oleada de que hay que buscar ya la solución final de manera que se ha impuesto una lógica infernal. Pero estas tentaciones han existido en el pasado, si bien es verdad que sin este elevado grado de virulencia. Y ya se ve aquí seguimos y seguiremos.

-¿Cómo será la huelga?

-Tenemos que hacer un esfuerzo muy importante. Debemos llegar al tuétano de los centros de trabajo. Tenemos que explicar lo que nos jugamos el 29 de septiembre, que se puede resumir en que por primera vez hay un riesgo escalofriante de que nuestros hijos vivan con peores derechos, condiciones laborales y salarios y con más precariedad.