Toyota protagoniza estos días la llamada a revisión más multitudinaria lanzada por un fabricante de coches en los últimos años, provocada por un fallo detectado en el acelerador. Esta política de requerimiento emitida de forma personal a cada cliente con la garantía de gratuidad es, según explica la marca, la forma que tiene el fabricante del vehículo de mantener al máximo la seguridad de sus productos. «Se trata de una fórmula única dentro del mundo empresarial», advierten fuentes de la firma, que descarta que este medida le vaya a suponer un gran perjuicio económico y también de imagen, tal como sostienen muchas publicaciones especializadas del motor.
Perjuicio de imagen
Fuentes del sector explican que llamar a revisión a más de seis millones de vehículos (4,2 en Estados Unidos y otros 1,8 en Europa) supone un coste muy alto. Una simple pieza que puede costar menos de 10 euros, supone una reparación, una mano de obra, un desmontaje de la pieza defectuosa. Pero también cientos de llamadas a los clientes para concertar las citas. Solo hay que recordar que en España se calcula que son entre 140.000 y 145.000 los vehículos afectados por este problema con el acelerador, en un momento en que la multinacional nipona ha conseguido posicionarse en lo más alto del mercado mundial del automóvil, y desbancar a General Motors como primer fabricante mundial en 2009.
Toyota no está sola en la lista de fabricantes afectados por taras en sus vehículos. Otra nipona, Honda, ha lanzado otro llamamiento a los conductores de los modelos FIT, Jazz y City.
Otra multinacional afectada es la francesa PSA Peugeot Citroën. La causa es un fallo detectado en el acelerador de dos vehículos que comparten planta y plataforma con otro modelo, el Toyota Aygo. Los tres se fabrican en el centro de producción de Kolin, en Chequia, según ha alertado el grupo galo.