El telemárketing dejó sin trabajo a mil gallegos en los últimos tres años

ECONOMÍA

La estrategia de deslocalizar ha permitido al sector duplicar su facturación desde el 2002

17 may 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

En abril, 450 trabajadores de la plataforma coruñesa de telemárketing Eurocen, que operan el servicio de atención al cliente de Movistar, desayunaron con la noticia de que se quedarían sin carga de trabajo por la rescisión del contrato con la operadora, que troceará el servicio entre diferentes plataformas para optimizar costes.

Al final, las cerca de 60 bajas que habría acarreado la medida han sido amortiguadas por la salida voluntaria de otros compañeros, aunque eso no ha evitado una reducción de plantilla que se suma a la lenta sangría laboral del sector en A Coruña, donde están radicadas las principales empresas y donde, en los últimos tres años, cerca de mil personas han perdido su puesto por el traslado de las operadoras hacia el exterior. Las principales salidas las protagonizaron Jazztel (que destruyó 600 empleos en Stream y Teleperformance), ONO (120 en Sykes) y Atento (que suprimió 230 empleos entre el 2007 y el 2008).

Todos estos procesos de deslocalización han mermado el peso específico de Galicia. Según el último informe de la Asociación de Contact Center Española (ACE), Galicia absorbía en el 2007 un 7,3% del empleo nacional (casi 4.500 puestos de trabajo), frente al 8,4% de doce meses antes.

Y es que las operadoras de telefonía, la principal fuente de ingresos del telemárketing, ya han completado una primera fase de externalización de servicios y han dado paso a otra en que exprimen la economía de escala. Por ese motivo, optan por trocear los servicios que antes adjudicaban en bloque: «Cuando el 1004 se fue de Atento, una parte lo absorbió la plataforma Sykes, en A Coruña, y el resto se lo llevaron a Sudamérica», apunta Eva Vaquero, responsable de telemárketing de CC.?OO.

Según los trabajadores, la estrategia de las operadoras pasa por dividir los servicios según el valor que la empresa le otorgue a cada uno: «Todo lo dividen en servicios de alto o bajo valor. Los prioritarios, como pueden ser captación de nuevos clientes o atención a pymes, no se van al extranjero, porque cada vez hay más clientes que protestan por la mala calidad de la atención en Sudamérica», indica una trabajadora de Eurocen que prefiere mantener el anonimato.

Las empresas han optado por derivar los primeros filtros de atención a plataformas extranjeras, donde los costes laborales son mucho menores. Frente a los 800 euros al mes que gana, según convenio, un teleoperador español cada mes, «los trabajadores de plataformas extranjeras están ganando 250 o 300 euros, que para un país como Uruguay es un sueldazo, pero aquí no podemos competir con eso», indican desde CC.?OO.

La crudeza de las deslocalizaciones se hace patente al comparar las cifras de evolución del empleo en España con las del extranjero. Así, en el 2007, el número de trabajadores dentro del país se contrajo un 1,1%, tras destruir más de 650 puestos de trabajo. Sin embargo, en ese mismo período, el número de empleados que prestaban servicios a empresas españolas desde plataformas extranjeras se duplicó, al pasar de 6.600 a 13.150. La tendencia continuó en el 2008, cuando, de enero a abril, se abrieron en Sudamérica 4 plataformas con cerca de 1.400 puestos cada una. Mientras tanto, en España abrieron 3 plataformas con un total de 450 puestos y cerró otra, amortizando 100 colocaciones.

Atendiendo a las cifras de negocio, la estrategia de la deslocalización ha sido un éxito, ya que, en cinco años, se ha duplicado la facturación, al pasar de los cerca de 740 millones del 2002 a los 1.480 millones registrados en el 2007.