La subida de los carburantes en plena Semana Santa, justo cuando se producen millones de desplazamientos, ya se ha convertido en una tradición como las procesiones. Repsol y Cepsa, que controlan el 80% del mercado español, han encarecido las gasolinas entre un 4,3% y un 4,8% en Galicia en los últimos 20 días. Y lo han hecho de forma escalonada, de manera que el incremento, que es de unos cuatro céntimos por litro, se ha concretado justo en la víspera de la gran operación salida y se mantendrá, con total seguridad, en la vuelta que tendrá lugar el domingo.
El litro de 95 octanos ha pasado en tres semanas de 0,92 a 0,96 euros, y el de gasoil, el combustible de mayor demanda, de 0,83 a 0,87. Pese a la subida, llenar el depósito ahora es mucho más barato que hace un año, cuando ambos carburantes se vendían -respectivamente- a 1,14 y 1,13 euros el litro por el brusco encarecimiento del crudo. Si se toma como referencia un vehículo con una capacidad de depósito de 50 litros, el coste en las vacaciones del 2008 era nueve euros más alto en la gasolina y trece en el gasoil.
La decisión de los grandes operadores de encarecer el precio de los combustibles ha vuelto ha generar un profundo malestar en las asociaciones de consumidores, que acusan a las petroleras de aprovecharse de los usuarios. Sobre todo porque en las últimas dos semanas y media, el Brent, petróleo de referencia en Europa y que sirve de indicador para fijar los precios de las gasolinas, no solo no ha subido, sino que ha bajado levemente. El barril cotizaba a 54 dólares el pasado 23 de marzo y ayer cerró en torno a los 53 dólares.
Los operadores aseguran que la cotización internacional del crudo nunca tiene un reflejo inmediato en los precios finales de venta del surtidor y recuerdan que el valor de venta de los carburantes se incrementa en Semana Santa porque hay un aumento notable de la demanda para desplazamientos por viajes, lo que siempre tiene una repercusión en los precios. Este incremento ya se produjo en el pasado puente de San José, en el mes de marzo.
Las organizaciones de consumidores lamentan que en plena crisis económica, con 3,6 millones de desempleados, los operadores hayan optado por una política de subida de precios, cuando no existen razones fundadas de mercado para tomar esa decisión.