Ni la cultura esquiva la crisis. Sobre la mesa de los directivos de Sargadelos reposa un expediente de regulación de empleo que afectará a los 245 trabajadores de las dos fábricas de la firma en Cervo (Lugo) y Sada (A Coruña) durante los próximos seis meses. El principal objetivo de la medida pasa por ajustar la producción al menguante volumen de ventas (la facturación cayó un 13% en el 2008, con un recorte aún más duro en los últimos cinco meses), para lo que la empresa plantea reducir un tercio la jornada laboral -el mínimo que exige la ley para acogerse a un ERE-. De esta forma, espera reducir los excedentes de cerámica que se acumulan en sus almacenes.
Las particularidades de un grupo empresarial se han trasladado a la negociación laboral. Por un lado, porque el ERE también afectará a los directivos de las plantas, una medida que elogian desde los sindicatos como un acto de responsabilidad. Y, en segundo lugar, porque la firma ha accedido a modificar sus pretensiones iniciales, que pasaban por reducir dos hora y media la jornada laboral de cada empleado y agrupar el ajuste de jornada de forma que cada trabajador pare 60 días, tal y como reclamaban las centrales.
Desde UGT y CC.?OO. insisten en que esa es la fórmula que más beneficia a los empleados, ya que la propuesta de la empresa consumiría seis meses de prestación por desempleo de los trabajadores, mientras que agrupando solo utilizarán dos mensualidades. Los sindicatos, que ya cuentan con la aprobación de los trabajadores a los términos de su acuerdo con la empresa (que se formalizará, previsiblemente, el próximo martes en la última reunión entre las partes), inciden en que el ERE podría quedar en suspenso antes de los seis meses previstos si mejora la situación de la empresa.
Para ello, los responsables de Sargadelos están trabajando en un plan de comercialización para incrementar las ventas de la marca fuera del mercado gallego, donde su implantación es prácticamente nula hasta el momento. El gerente de la firma, Roberto Alonso, confirmó ayer que ya se ha cerrado un acuerdo con cuatro distribuidores internacionales (en Japón, Francia, el Reino Unido y México) y con otros diez nacionales, lo que permitirá que la carga de trabajo aumente durante los próximos meses. Alonso destaca que la presentación del ERE ha sido una medida de «prudencia» para evitar que la situación se agravara, pero espera poder finiquitar el expediente antes de seis meses.
Asimismo, la empresa se ha lanzado a una política de contención de gastos que, insisten, nunca pasará por modificar un proceso productivo que implica muchos costes pero que asegura «un producto de la máxima calidad». «Nosotros tenemos que ser fieles a una tradición. No nos podemos lanzar a una política de ofertas ni renunciar al segmento en el que estamos instalados. Sargadelos es un producto de calidad y debe seguir siéndolo».