Galicia queda fuera del negocio solar y pierde inversiones de 300 millones en diez proyectos

Miguel Á. Rodríguez

ECONOMÍA

El recorte de primas desvía las iniciativas gallegas a otras comunidades

23 mar 2009 . Actualizado a las 13:01 h.

Galicia se ha quedado fuera del mapa energético solar español. Así lo admiten los grandes grupos nacionales y los inversores gallegos, que dan por perdida la oportunidad de la comunidad para extraer electricidad del astro rey. El drástico recorte de las primas al sector aprobado por el Gobierno a finales del 2008 y la lentitud de la Xunta para clarificar el escenario legal han anulado las posibilidades de crecimiento.

La política gallega de energías renovables no ha dado los frutos esperados. En los últimos cuatro años, Galicia perdió el liderato eólico en favor de Castilla-La Mancha y, pese a aprobar in extremis el mayor concurso europeo (con 2.325 megavatios en juego), las dudas sobre su legalidad acabaron con el reparto en los tribunales y con el PP prometiendo su anulación en cuanto tome posesión de la nueva Xunta. Los proyectos de biomasa tampoco han crecido significativamente en los últimos cuatro años.

Pero el auténtico jarro de agua fría está en la energía solar. La Xunta pretendía multiplicar por diez el sector fotovoltaico en dos años, pero sencillamente las empresas han congelado sus proyectos. El sol solo le aporta a la red eléctrica poco más de 5 megavatios desde la comunidad, 22 veces menos que la electricidad generada con biomasa y casi 900 menos que la eólica.

En proceso de inversión o en cartera había 300 millones de euros preparados para gastarse en casi una decena de instalaciones solares gallegas. A día de hoy, prácticamente todos están parados. El más afectado es el de Monforte de Lemos, donde 430 cooperativistas anunciaron inversiones de 175 millones para producir 44 megavatios por hora al año, equivalentes al consumo de 135.000 familias. Iba a ser el mayor parque fotovoltaico de España, ocupando más de 100 hectáreas. A día de hoy las obras siguen sin avanzar.

Empresas que abandonaron

Solsolis, de la saga empresarial viguesa Fernández Alvariño y de la sociedad Russeis, proyectaba invertir 120 millones hasta el 2010 para crear 30 parques solares en toda España, una tercera parte en Galicia. También estudió invertir otros 70 millones en una fábrica de paneles solares en Ourense.

La empresa acabó disuelta y una rama de la familia, liderada por José Manuel Fernández Alvariño, creó Volfer, firma con la que mantiene una única instalación solar en Galicia (en Vigo) sobre tejados industriales. Todos sus parques se han desviado a Andalucía, donde trabaja en tres instalaciones, con proyectos para tres más.

Prosolia, líder nacional de paneles en naves industriales, buscaba en Galicia un polígono de 10 hectáreas donde pensaba gastarse 10 millones de euros para producir dos megavatios al año. Su proyecto acabó aparcado por falta de suelo y claridad normativa.

Otras diez firmas se interesaron en la Xunta por crear parques fotovoltaicos en el medio rural gallego. Pero Urbanismo y Medio Rural impusieron restricciones insalvables para el sector. En el camino se cayeron las primas y Galicia perdió otros 60 millones de inversión.

La comunidad mantiene abiertas tres plantas de paneles solares: la coruñesa PST, la ourensana T-Solar Global, del grupo Isolux: y la arousana OTV. Pero casi el 95% de sus ventas se exportan fuera de Galicia, donde solo las nuevas normas de edificación (que obligan a instalar paneles en los edificios) podrían tirar de las ventas. Y la crisis del ladrillo se ha encargado de enfriar esta posibilidad.

Galicia no entiende de térmica

Si Galicia situó a España en el podio eólico europeo sembrando de molinos los montes de la comunidad, el próximo maná energético renovable está en las zonas áridas de la mitad sur peninsular, donde los grandes del sector proyectan gigantescas extensiones de espejos que ocuparán espacios equivalentes a 300 campos de fútbol. Se trata de la energía solar térmica de alta temperatura, donde España también quiere liderar el escenario europeo.

Las plantas solares térmicas precisan algo más de 100 hectáreas para producir 50 megavatios. Y, según las grandes compañías del sector, son el futuro. Pero el mapa de estos colosos se restringe a Murcia, Extremadura, Soria, Castilla-La Mancha, Aragón y Andalucía. Allí han clavado sus ojos enseñas como Iberdrola, que prevé 12 plantas. Acciona Energía estudia cinco emplazamientos. Hidrocantábrico, Endesa o Abengoa también elaboran proyectos.