Touriño ve contradicciones en el reparto eólico

Miguel Á. Rodríguez

ECONOMÍA

El presidente de la Xunta reitera que el concurso del viento «no ha hecho más que empezar» y que debe «superar filtros»

11 ene 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

El presidente de la Xunta, Emilio Pérez Touriño, calificó ayer como «una contradicción evidente» la admisión a trámite de nuevos parques eólicos que entran en conflicto con la actual Red Natura gallega, o con la ampliación diseñada por la Consellería de Medio Ambiente. El jefe del Gobierno gallego recordó que no habrá «un solo proyecto» de nuevos asentamientos de energía eólica que no vaya a ser «sometido a un estricto filtro medioambiental». Y trasladó esta responsabilidad al titular de Medio Ambiente, Manuel Vázquez.

«Será el conselleiro -dijo Touriño- quien determine si estos parques pueden autorizarse, si deben ser rechazados o si hay que modificar los proyectos». Aclaró también que es un «deseo expreso» del presidente de la Xunta que el primero de los cuatro exámenes que los nuevos parques superen antes de su ejecución «sea el medioambiental». Tras el veredicto de este departamento autonómico, cada asentamiento deberá someterse a otro control urbanístico, a cargo de la Consellería de Política Territorial; a uno de Patrimonio, que gestiona Cultura; y a otro de carácter económico, que supervisará Economía e Facenda.

«Yo ya he dicho que el concurso eólico no había hecho más que empezar», sentenció ayer el presidente de la Xunta, quien clausuró ayer en Vigo la reunión sectorial del PSOE sobre economía, empleo y territorio. En su discurso, Touriño aludió a la protección del medio como uno de los caballos de batalla del actual Gobierno. «El territorio es un espacio de convivencia, para disfrute ciudadano y también de oportunidad, pero es un deber del Gobierno preservar el medio ambiente», concluyó.

La ocupación de la Red Natura ya fue motivo de polémica por su colisión con proyectos empresariales de envergadura. Cuando se redactó el plan sectorial de acuicultura, la invasión del área protegida llevó a la Xunta a impedir a Pescanova la construcción en cabo Touriñán de la mayor planta mundial de rodaballo, pese a un informe favorable de la UE. El grupo vigués se vio entonces forzado a trasladar su proyecto a Portugal.

El concurso eólico gallego, el mayor abierto en Europa, ha repartido 2.290 megavatios y generará 5.000 millones de euros de inversión hasta el 2013. Pero de los 78 parques admitidos, 11 están situados (en todo o en parte) dentro de la actual Red Natura gallega. De ellos, 6 son repotenciaciones de asentamientos ya existentes y otros 5 mantienen sobre estas franjas de protección medioambiental sus límites poligonales (espacios reservados a los trabajos de ejecución).

Además, otros 28 parques afectan total o parcialmente al mapa de la ampliación de la Red Natura, elaborado por la Consellería de Medio Ambiente en colaboración con otros departamentos de la Administración, entre los que figura el Instituto Enerxético de Galicia, principal promotor del concurso eólico.

Jurisprudencia en Lérida

Otra de las polémicas abiertas es la aprobación de complejos eólicos fuera del plan sectorial vigente, pendientes de la aprobación de una nueva ordenación. En esta situación se encuentran el 18% de los nuevos asentamientos aprobados en diciembre. En este sentido, el viernes se conoció que el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña anuló el permiso en Lérida para dos parques en las sierras del Tallat y de Vilobí, ambos propiedad de Acciona Energía. El tribunal estima que fueron autorizados sin haber aprobado previamente un plan sectorial o una declaración de supramunicipalidad.

El reparto del negocio gallego del viento ha suscitado graves quejas de la oposición. Ayer mismo, el presidente del PP gallego y candidato a la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, aludió en un acto en Lugo a la reciente admisión a trámite de los nuevos proyectos por parte del conselleiro de Industria. Para el popular, «el liderazgo que tenía Galicia en el sector queda en entredicho con un concurso que es una chapuza y un negocio político de los nacionalistas gallegos».