El Gobierno, el PP y la propia Repsol se oponen a la entrada de Gazprom

C. Calvar / María J. Alegre

ECONOMÍA

14 nov 2008 . Actualizado a las 08:52 h.

Ni el Gobierno, ni la oposición, ni Bruselas ni tampoco los gestores de la compañía quieren que Gazprom entre en la petrolera Repsol-YPF. El Ejecutivo defiende que siga siendo privada, mientras sus actuales directivos añaden a esta bandera la reivindicación de que se mantenga «española e independiente». El anuncio, nada inocente, del vicepresidente del Gobierno ruso, que avanzó el interés de la estatal Gazprom por comprar al grupo constructor y de servicios Sacyr-Vallehermoso su participación del 20% en la petrolera hispano-argentina, destapó la caja de los truenos.

También la oposición, por boca del líder del PP Mariano Rajoy, manifestó su oposición frontal a ese intento, al declararse «radicalmente en contra» e instar al Ejecutivo a que «ni siquiera se le pase por la imaginación autorizarla».

«Me chirría bastante -dijo el vicepresidente económico Pedro Solbes- que, tras haberse privatizado hace diez años en España las que fueron empresas públicas, pasen ahora a ser compradas por compañías estatales de otros países». Solbes ha mantenido en ocasiones precedentes -a veces en clara divergencia con otros miembros del gabinete- que las autoridades no deben interferir en las operaciones empresariales. Y ahora ha refrendado esta posición, con matices. «Soy partidario de la entrada de empresas extranjeras en España -afirmó-, pero este es un caso muy especial, por tratarse del sector energético y de una compañía adquirente de mayoría pública, con origen en un país donde el mercado no juega con las mismas reglas». Curándose en salud, Solbes concluyó que «puede merecer la pena analizar el caso», ante la delicadeza de las circunstancias que en él concurren.

«Privada y española»

Mucho más claro, el presidente de Repsol-YPF, Antonio Brufau, afirmó en Zaragoza que la petrolera siempre colaborará con todos sus accionistas, en alusión a los intereses que pudiera tener Sacyr por vender su participación en estos momentos de dificultades. Pero añadió que, por encima de todo, la compañía seguirá siendo «privada, independiente y española». Si, como afirman otras fuentes, el aspirante a comprar la propiedad de Sacyr fuera finalmente la privada rusa Lukoil -quinta en el sector en su país de origen- tampoco se cumplirían totalmente estas condiciones. Lukoil ya mantuvo tiempo atrás una aproximación con accionistas de referencia de Repsol, en este caso con La Caixa, sin llegar a buen puerto.

Ayer, la constructora no aclaró si está negociando con empresas rusas y se limitó a reiterar los términos de un comunicado que emitió el pasado 12 de septiembre en el admitía su interés en vender alguna de sus participaciones industriales (entre ellas, acciones de Itínere o Repsol). Desde entonces, se han producido «contactos con posibles inversores, que pudieran estar interesados (...) sin que a la fecha de hoy [por ayer] se haya materializado un acuerdo», agregó la constructora en respuesta a un requerimiento de la Comisión Nacional del Mercado de Valores.

La crisis ha forzado a Sacyr a poner en venta sus participaciones. Pero también ha obligado a la primera petrolera española a aplazar planes en curso. Y así, la compañía confirmó ayer el aplazamiento hasta el año que viene de la salida a bolsa del 20% de la filial argentina YPF, prevista inicialmente para el presente ejercicio, «a la vista de las actuales condiciones del mercado», según declaró el director operativo de Repsol, Miguel Martínez.